Ya pasó la tragedia. Ya se mitigó la catástrofe medioambiental. El incendio de Yeste ya está controlado y el maravillo entorno de la Sierra del Segura comienza su recuperación. Y Ya sabemos que tendrá colaboración para hacerlo gracias a las ayudas que se le dará a la zona, porque sin duda, «la Suiza» de Albacete merece recuperarse lo antes posible.
Ya está controlado #IFYeste. Gracias a todos los q habéis ayudado. Todo mi ánimo para la gente d la #SierradelSegura. Estaremos cn vosotros pic.twitter.com/Z7KJTWWPsi
— Francisco Mtz Arroyo (@fmartinezarroyo) 4 de agosto de 2017
Desde que se iniciase el fuego en la tarde del 27 de julio, hasta este tuit del consejero de Agricultura, Medio Ambiente y Desarrollo Rural, Francisco Martínez Arroyo, en el que informaba de que ya estaban controladas las llamas, han pasado ocho días que han dado para mucho. Uno de los incendios más graves de la historia de Castilla-La Mancha en el que más de 1.200 personas se han empleado a fondo para sofocarlo. Más de una semana de altibajos en la lucha contra las llamas en la que ha habido días buenos y días no tan buenos. Historias bonitas y recuerdos para olvidar.
Una semana de penas y alegrías en la extinción del incendio
Y es que en la pelea por terminar con el fuego el primer escollo que tuvieron que sortear los medios aéreos es que en el lugar más cercano al incendio, el embalse de La Fuensanta, no podían recargar agua. ¿La Razón? El pantano albaceteño con presa en Yeste está vacío por las demandas de agua para regar en el Levante por la sequía. Pese a estar seco, la Confederación Hidrográfica del Segura explicaba que ellos no restringían el uso del agua para apagar el incendio, pero, ¿qué agua?.
En los primeros días del incendio las condiciones meteorológicas no acompañaban. Intenso viento combinado con baja humedad y altas temperaturas: una bomba para la Sierra del Segura. Sin embargo, en lo más oscuro nace la esperanza, el martes comenzaba a llover en la zona del incendio y la esperanza tanto en el terreno como en el resto de la región comenzaba a brotar.
Entre tanto, los vecinos de Molinicos nos dejaban la nota de humanidad del incendio. En una carta que encontró un bombero del Sepei de Albacete en la bolsa del bocadillo que les dieron para comer y que publicó en las redes sociales, les daban mucho ánimo a todos los equipos de extinción y les agradecían su labor.
Los bomberos también serían protagonistas de otra historia, pero no tan bonita. 16 efectivos de los equipos de extinción tuvieron que ser atendidos por una intoxicación alimenticia provocada por unos bocadillos en mal estado. Afortunadamente no fue a más y todos fueron dados de alta.
Y por fin se dio la buena noticia: el miércoles se daba por estabilizado el incendio y el jueves por controlado el brutal. Los integrantes de la Unidad Militar de Emergencia se retiraban del terreno y le deseaban a la zona «una pronta recuperación al precioso municipio».
Las dos fechas más catastróficas que Yeste
Desde el año 2000 solo hay dos incendios que han sido más devastadores que el de Yeste. Según los datos de la Consejería de Agricultura, Medio Ambiente y Desarrollo Rural, que recogía este reportaje de encastillalamancha.es, desde que echase a andar el nuevo siglo, 52.802 hectáreas forestales, o lo que es lo mismo 37.700 estadios como el Bernabéu han sido pasto de las llamas en la región.
Entre todas esas fechas negras hay dos que destacan, por desgracia, por encima de todas las demás. Son los dos incendios que se han llevado por delante más hectáreas de bosque que las 3.000 que se han quemado en Yeste. El primero es uno que seguro que todos recordaran, el fuego de la Riba de Saelices en Guadalajara de 2005, en el que un retén quedó atrapado por el fuego y perdieron la vida 11 personas. Además, se calcinaron 12.732 hectáreas forestales.
La otra fecha negra es Hellín en el 2012. El incendio tomó zonas de Castilla-La Mancha y de Murcia. En la región, la Sierra de la Infantes, que es un espacio protegido, tuvo unas pérdidas enormes, ya que la superficie afectada llegó a 5.207 hectáreas forestales.