Nacho aparece en la redacción de encastillalamancha.es con su copa, su ábaco y una sonrisa de oreja a oreja. Acompañado de su padre, viene a contarnos su experiencia en Malasia, que le ha subido en una nube de la que no quiere bajar, pero a la que su progenitor no quiere que se acostumbre. Este campeón del mundo está viviendo uno de los momentos más especiales de su corta vida.
El 16 de julio, en Kuala Lumpur, Nacho Bravo consiguió ser el mejor del mundo de cálculo mental. El torneo está organizado por Aloha, una academia que oferta actividades para mejorar el aprendizaje de los niños y la competición de cálculo mental es una de ellas.
Bravo ganó en la modalidad Nivel 5, la correspondiente por edad. La prueba a la que se tuvo que enfrentar el pequeño Nacho constaba de 70 preguntas a responder en cinco minutos. El toledano logró responder 67, pero no todas las respuestas fueron correctas, lo que le privó ser el «supercampeón» de la categoría, quien acierta todas. Aún así, nadie logró superar al joven que vive en La Legua y estudia en el colegio Valparaiso. De lo único que se lamenta Nacho es que daban «una copa más grande».
Y es que alucina con las copas y no para de ganarlas, «vamos a tener que ponerlas en una habitación más grande», explica jocoso. Porque además del cálculo, Nacho es un gran espadachín y practica esgrima desde hace años, y en esta disciplina también gana medallas y copas.
El pequeño genio, en acción
En este vídeo ponemos a prueba al campeón del mundo de cálculo, no se pierdan su peculiar técnica. Ojo a cuando «borra» los números en su cabeza.
Nacho Bravo resuelve una prueba como la del Mundial de Cálculo
Un viaje inesperado
El joven/hobbit toledano, cual Bilbo Bolsón, tuvo un viaje inesperado. Asistía a la academia de Alhoja como una actividad complementaria. «No queríamos que solo se centrase en esto, hay más cosas que le interesan», afirma Carlos, el padre. Pero poco a poco le fue cogiendo el tranquillo a los cálculos con el ábaco y, dado que durante tres años consecutivos fue el mejor de Castilla-La Mancha, este año también asistió a Mallorca para disputar el campeonato nacional.
No se le dio mal, consiguió acertar 53 problemas matemáticos, pero no logró vencer. Pero entonces, a su vuelta a Toledo, la coordinadora regional del centro de estudios empezó a comentarles la posibilidad de viajar a Malasia para disputar la prueba mundial.
En una primera impresión, les pareció una locura, además de un poco caro. Les aconsejaron buscar patrocinadores, pero tampoco consiguieron gran cosa. Sin embargo, decidieron tomar un avión, bueno fueron dos escala incluida, y plantarse en el país asiático.
[ze_summary text=»Una capacidad y una rapidez muy superior a la media y si además se añanden sus nervios de acero -el iceman toledano- es la suma perfecta para ser el mejor de su categoría»]Una capacidad y una rapidez muy superior a la media y si además se añanden sus nervios de acero -el iceman toledano- es la suma perfecta para ser el mejor de su categoría[/ze_summary]
Para mejorar los resultados antes de la gran competición, Nacho, junto con sus padres -Carlos y Elvira- y los profesores de Alhoja, comenzó a practicar mucho más cada día. Solo tenía un mes para preparar el campeonato. Intentaban que fuese un aprendizaje divertido y por eso jugaban, por ejemplo, a números encadenados, como las palabras, pero con operaciones matemáticas.
Un niño con nervios de acero y la aventura malaya
Una vez en el pupitre en Kuala Lumpur y acompañado de los 600 competidores de las distintas categorías, le dieron la hoja con los 70 cálculos que debía realizar en cinco minutos, pero en ese momento, asegura, no se puso nada nervioso. Comenzó a darle a su ábaco y su cabeza y no le fue nada mal, logró sacar 67 cuentas.
Sin duda tiene una capacidad y una rapidez muy superior a la media y si además se añaden sus nervios de acero -el iceman toledano- pues resulta la suma perfecta para conseguir ser el mejor de su categoría.
El mérito es mayor teniendo en cuenta los rivales que tenía enfrente Nacho. India, Malasia y otros países asiáticos estaban altamente representados y, unido a la gran tradición que tienen con los números en muchos lugares de Asia, no deja de ser impresionante el logro de un niño de Toledo, único representante español, que solo llegó Malasia solo un ábaco y mucha ilusión, y se volvió como el rey del cálculo.
El jedi de los cálculos
Nacho, además de ser un crack en los cálculos, tiene una mente súper despierta. Le atrae todo lo reaccionado con la ciencia ficción y está sumergido en pleno maratón de Marvel. También le apasiona la Guerra de las Galaxias. «Soy Anakin de pequeño», comenta el joven de tan solo ocho años. Lo que sí es el joven, aparte de Bravo, como su apellido, es un auténtico jedi de los problemas matemáticos.
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