El secretario general del PSOE de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, ha manifestado hoy que lo que pide a la presidenta regional, María Dolores de Cospedal, no son «milagros» sino que «no atente todos los días contra el octavo mandamiento», que dice «no dirás falsos testimonios ni mentirás».
García-Page se ha pronunciado así, en declaraciones a Efe, al ser preguntado por la reunión de la Mesa Sectorial del Personal Funcionario, que hoy está analizando la modificación de la Relación de Puesto de Trabajo (RPT) que, según los sindicatos, supondrá el despido de más de 700 interinos.
A juicio del líder regional socialista, los castellanomanchegos llevan un año «asistiendo a una permanente escalada de contradicciones y de engaños» por parte del Gobierno que preside María Dolores de Cospedal, que hace «todo lo contrario de lo que prometió».
«Es evidente que están despidiendo (trabajadores) ya desde hace un año y el goteo es incesante», ha aseverado García-Page, que ha desvelado que el PSOE pedirá al Gobierno regional una relación de la plantilla de la Junta para compararla con la del año anterior y evidenciar que hay «muchísima menos gente».
Tomar medidas duras, ha afirmado, merece «franqueza y sinceridad» pero, precisamente, a juicio del socialista, «lo que tiene más sublevados a los funcionarios es la soberbia y la altanería con la que se comporta el Gobierno de Castilla-La Mancha».
«El problema no son los despidos, es pensar que la gente es idiota, pensar que los funcionarios se pasan todo el día tomando café o los médicos durmiendo en las guardias por la noche», ha criticado.
El secretario regional del PSOE ha insistido en esta idea y ha opinado que el Gobierno de Castilla-La Mancha «peca de una enorme soberbia» y que a la presidenta autonómica «no le apetece lo mas mínimo estar aquí» porque «sus aspiraciones están en sentarse en el Consejo de Ministros», aunque «no sabe en qué hueco», ha agregado.
Para García-Page, el problema «más importante» que tiene España es la deuda privada y esto «no puede comportar ni debe comportar la destrucción de servicios públicos».
Como ejemplo ha puesto el de una enfermera que tenga dos hipotecas y que al despedirla ni podrá afrontar sus pagos ni se resolverá «el problema de fondo» que es el de la deuda privada, pero además «va a ir al paro, va a dejar de consumir y si se pone enferma no va a tener una enfermera que la atienda».