Cuando vean la galería de fotografías de este reportaje se quedarán pasmados, porque son realmente buenas. Aunque llevan su retoque, como el autor reconoce, «todas mis fotos tienen mucho procesado, no me invento las cosas. Digamos que en la fotografía hay dos corrientes: la más purista, que son los que no retocan nada y sacan la imagen tal cual; y otra en la que estamos los que cuidamos la foto al máximo pero tratamos de llevarla un poco más allá». Él es Iván Ferrero, es policía nacional, trabaja en Toledo y lo cierto es que el resultado final es realmente espectacular. Ha viajado por diferentes países para captar el momento, en ocasiones apenas ha comido ni dormido solo por el ansia de apretar el botón y escuchar el click, y ha publicado en conocidas galerías on line y en revistas nacionales e internacionales. He aquí un hombre con una cámara pegada a su mano…
Para conseguir una foto fue ¡¡¡nada menos que 30 veces al mismo sitio!!!
[ze_gallery_info id=»195194″ ]Cuando Iván dispara, a la cámara me refiero, no al ejercicio de su profesión, no falla… Porque donde pone el ojo… Una afición, la fotografía, que surgió, tal y como ha explicado a encastillalamancha.es este palentino que vive en Toledo desde 2006, «a raíz de un par de viajes a Londres y a Portugal. En ambos me pude explayar e hice fotos, me enganchó y a partir de entonces empecé a devorar libros, a hacer cursos, profundicé y mejoré el equipo para llevar las fotos a otro nivel, porque hasta entonces lo que hacía era apuntar y disparar (insistimos, la cámara)».
Porque para conseguir tal perfección hay que hacer una planificación estricta, «buscar el día, el momento, esperar una hora determinada…». De hecho, con la foto de Toledo que abre la galería de imágenes que les mostramos, ese «atardecer soñado», tuvo que ir nada más y nada menos que «hasta 30 veces a un mismo sitio con la idea de buscar un cielo concreto. Cuando un día lo vi salí corriendo de casa y conseguí hacerla. Mi esposa me decía… ¡Es que no hay más sitios en Toledo para hacer una foto!».
Muchas veces ha viajado única y exclusivamente para hacer fotos. Este año, por ejemplo, estuvo en Islandia en febrero y en mayo se fue a los Dolomitas, en Italia, junto a otros compañeros fotógrafos y afirma, muy convencido, que la gente «no piense que qué bonito, porque en realidad que te inviten a un viaje de estos es una putada, porque aquí se va a malcomer, a maldormir y a maltodo».
De hecho, «en Islandia no dormíamos más de dos o tres horas porque quieres hacer fotos en cualquier momento, apenas teníamos tiempo para comer y te llevas a la boca lo primero que pillas. Y en los Dolomitas estuvimos 37 horas seguidas sin dormir y sí, lo pasas genial, pero tiene que gustarte mucho esto».
Iván está especializado en paisajes, ya sean diurnos o nocturnos, urbanos o rurales y reconoce que está totalmente «enganchado a la fotografía, cada vez me voy metiendo más, siempre quiero más, he hecho miles de fotos… Es una afición que me tomo con la mayor seriedad».
Le encantaría fotografiar todo, «200 millones de sitios, pero si tuviera que elegir uno… Por sus capacidades paisajísticas, todos los parques nacionales de Canadá para después empalmar una ruta de parques naturales en Estados Unidos».
Y entre las imágenes que ya ha captado, a la hora de seleccionar… «Claro que me costaría elegir, pero hay dos que tienen un gran valor sentimental, que son el faro de Punta de Teno, en Canarias; y otra de un árbol en Villatobas (Toledo), que en realidad significaron un impulso para ir a más en este mundo de la fotografía».
Por cierto, el dinero… «Sí, la fotografía es un vicio muy caro. Te puedes gastar mucho dinero y cuando te metes buscas equipos caros y cuando viajas llevo dos cuerpos por si uno se rompe…».
Y va a disparar, disparar y a seguir disparando… Porque esta afición se ha convertido «casi en una obsesión sin límites» que le ocupa prácticamente todo el tiempo libre.
Les recomiendo que vean la galería de fotografías, algunas imágenes les dejarán boquiabiertos…