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sábado, 23 de noviembre de 2024
Bolarque, Entrepeñas, el Jarama… - 18 septiembre 2017
Mar G. Illán Mar G. Illán

«Una alcantarilla a cielo abierto». Así ha visto el Tajo y así lo cuenta con su maestría de buen y curtido periodista nuestro colaborador Agustín Yanel.

Recientemente se sumó a una visita que organizó la Plataforma de Toledo en Defensa del Tajo, una excursión que recorre varios de los puntos calientes del río. La crónica que ha salido de esta visita realizada el sábado 16 de septiembre es una sucesión de tragedias, la constatación de que todo va mal vayas por donde vayas, si tiene que ver con el Tajo.


Dagas clavadas en el Tajo

Como dagas, Yanel relata paso tras paso el espectáculo dantesco que ofrece el Tajo tras los efectos del trasvase, una injusticia histórica que ha acabado convirtiéndose en una catástrofe medioambiental que empieza a preocupar a todo el mundo menos al Gobierno de España y, evidentemente, a los murcianos, que se han beneficiado de su ruina.

El relato de Agustín Yanel resulta estremecedor. Cuando se encuentra a pocos kilómetros de Aranjuez, allá donde el Jarama se junta con el Tajo, constata la «falsedad» -por desactualizados- de los libros de texto, según los cuales el Jarama desemboca en el Tajo. Las imágenes que ofrece el presente representan justamente lo contrario. “El Tajo es en ese punto un río estrecho y encajonado al unirse con el Jarama, con menos caudal que su principal afluente”, apunta en su cuaderno y vuelca en su crónica despejando cualquier duda.

[ze_image id=»199504″ caption=»La unión del Jarama al río Tajo. foto: Charo R.» type=»break_limited» src=»http://ecmadm.encastillalamancha.es/wp-content/uploads/2017/09/Unión-del-Tajo-al-Jarama.jpg» urlVideo=»» typeVideo=»» ]

 

El canal del trasvase, ahora vacío, pone los pelos de punta a los presentes cuando les cuentan que por él puede circular el mismo caudal que tiene el río a su paso por Aranjuez. El hormigón vacío, ya que no se han podido autorizar trasvases en todo el verano, es la metáfora perfecta del trasvase, una infraestructura que ha acabado seca, como languidece el río que la recorrió durante décadas.

El conjunto de Bolarque, otra parada del recorrido, sigue ahondando en la herida, que a esas alturas es una llaga de pesar por el destino del Tajo. Los excursionistas se indignaron al contemplar las dos gigantescas tuberías de 1.000 metros de longitud que bombean agua para el trasvase o para la central.

Cerca de Entrepeñas, la pesadilla se repite. «Un espectáculo desolador: se ve una mínima parte de su caudal con agua y el resto es una ribera seca y sin vegetación, porque hace años también estaba cubierta por agua», describe el periodista.

La conclusión de Agustín Yanel es evidente. La comprobación in situ de los efectos del trasvase para el Tajo ha producido un efecto unánime en cada uno de los excursionistas: la oposición al trasvase se hace aún más rotunda.

¿Hace cuánto que quienes toman decisiones sobre el agua en general y el Tajo en particular no visitan el río…?

[ze_image id=»199512″ caption=»Embalse de Entrepeñas, al mínimo. en la cabecera del río. Foto: Charo R.» type=»break_limited» src=»http://ecmadm.encastillalamancha.es/wp-content/uploads/2017/09/Embalse-Entrepeñas-al-mínimoIMG_6440.jpg» urlVideo=»» typeVideo=»» ]

 

 

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