«Temblaba todo, se desprendían los techos… Creía que no lo contábamos»; el shock vivido por unos castellano-manchegos en México
Cheyenne, Ana, Luis, Sofía... Estos son los nombres de algunos de los castellano-manchegos que han vivido en sus pieles el terremoto en México y con los que ha hablado encastillalamancha.es
El terremoto de 7,1 grados que ha sacudido recientemente México deja, por el momento, más de 250 muertos y miles de heridos, en otra historia de terror que se vive en el país centroamericano en las mismas fechas en las que, hace 32 años, se vivió el sismo más grave que ha sufrido el país en su historia.
A estas horas los habitantes del país intentan recuperarse de los sentimientos de angustia y preocupación vividos en las últimas horas. El sismo ha derrumbado viviendas, edificaciones y ha sembrado el pánico y las alertas en todo el país, tan solo unos días después de vivirse otro terremoto, aunque no de la misma magnitud. Entre ellos los testimonios de algunos castellano-manchegos con los que este periódico ha podido hablar.
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"Sabíamos que había que salir corriendo… pero no sabíamos hacia dónde"[/ze_summary]
Cheyenne Braojos es de Toledo, estudia bioquímica y tiene 21 años. Está allí de estancia internacional para finalizar sus estudios, en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Es alumna de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM), de la Facultad de Bioquímica toledana. En la ciudad, Puebla, han perdido la vida hasta 43 personas, según las autoridades mexicanas, tras los derrumbamientos ocasionados por el sismo.
[ze_image id=»199961″ caption=»Santuario dañado por el terremoto en Puebla. Foto: Cheyenne B.» type=»break_limited» src=»http://ecmadm.encastillalamancha.es/wp-content/uploads/2017/09/Terremoto_en_Mexico_.jpg» urlVideo=»» typeVideo=»» ]
La joven salió de clase, como de costumbre, y después se juntó con otros compañeros para ir a comprar al Mercado Zapata, uno de los más grandes de la ciudad. No sabía que la población en la que ahora reside estaría a escasos kilómetros del epicentro de un nuevo terremoto. Ella había vivido el anterior, de hace tan solo unos días, pero del cual, según nos cuenta, solo sintió un leve «tambaleo».
Junto a ella, también iba Ana Noalles, otra estudiante castellano-manchega. Tiene 21 años y es de Carrascosa del Campo (Cuenca). Ana nos cuenta lo que a ella «también le tocó» vivir, en un lugar «muy laberíntico», como es el Mercado, en el que había personas de todas las edades, como nos cuenta la joven conquense.
El Mercado Zapata tan solo esta a unos 10 minutos de su residencia. Es el lugar habitual al que van de compras. «Estábamos terminando de pagar unos tomates, en mitad de todo el mercado», nos cuenta la toledana, cuando «empezó a temblar muchísimo el suelo», según detalla. Tanto Cheyenne como sus compañeras no sabían qué hacer, hacia dónde moverse, dónde ponerse a salvo. «Nos miramos los cuatro… había cosas colgando de los puestos por la reciente fiesta de la Independencia… Sabíamos que teníamos que salir corriendo, pero no sabíamos hacia dónde».
[ze_image id=»199964″ caption=»Mercado Zapata, en Puebla (México). Foto: Google Maps.» type=»break_limited» src=»http://ecmadm.encastillalamancha.es/wp-content/uploads/2017/09/mercado_zapata_puebla.jpg» urlVideo=»» typeVideo=»» ]
La angustia se apoderó de las cientos de personas que se encontraban, justo en ese momento, en el mercado. También de este grupo de jóvenes estudiantes. «Teníamos que ir detrás de la gente mayor, e iban muy despacio», explica Cheyenne. Allí pudieron ver cómo algunas partes del mercado se desprendían por segundos. «Yo creía que no lo contábamos», se sincera la joven toledana; «era una sensación de mareo e impotencia», cuenta Ana. «No sabíamos dónde estaba la salida… hasta que vimos una luz al fondo e intuimos que podría ser por allí»…
[ze_summary text=»El Mercado Zapata, uno de los más grandes de la zona, albergaba a cientos de personas durante el terremoto»]
El Mercado Zapata, uno de los más grandes de la zona, albergaba a cientos de personas durante el terremoto[/ze_summary]
Era mediodía. Temblaba el suelo «de arriba a abajo». Temblaba todo. «Todo el mundo estaba muy asustado. Había gente llorando, no había señal, no había internet». Los detalles de aquellos momentos de angustia, de los que no han pasado ni 24 horas, nos lo cuenta esta toledana que admite que, cuando llegó a casa, sufrió una crisis de ansiedad. No pudo conectar con su familia, no sabía cuándo lo podría hacer… Aquella situación, tal y como ella misma explica, no le acababa de cuadrar.
Hoy ya se encuentran mucho mejor, tal y como recalca, pero afirma que ayer, tanto ella como sus compañeras, vivieron momentos de verdadero shock. Ahora acababan de ir al hospital de la ciudad a ayudar, «a hacer sándwiches y comida», como explica, para un hospital de niños que han tenido que evacuar. «Ya que podemos, vamos a hacerlo», cuenta la joven toledana.
Desde entonces, afirma Ana, «no han sentido miedo» por las réplicas del terremoto ni por nuevos derrumbamientos, tal y como explica. Durante una hora no tuvieron ayer comunicación, pero después pudieron decir que estaban bien, afortunadamente. «Ahora la situación está más tranquila», cuenta la propia Ana, quien también relata la gran implicación de la gente con las ayudas.
Desaparecida durante unas horas, pero después ha dado señales
Otro de los relatos de castellano-manchegos en México después del terremoto lleva como protagonista a Sofía Rodríguez González, una joven de Ciudad Real residente en el centro de México y desaparecida, según comunicó su familia, en las horas posteriores al terremoto. La joven ha comunicado a su familia que está en buen estado, según informa Efe, debido a que se encontraba trabajando en otro lugar del país cuando se produjo el terremoto.
Desde el lugar en el que se encontraba la joven ciudadrealeña, en Toluca, sintieron el temblor, pero no se han producido los mismos daños que ha causado el terremoto en la zona en la que reside, que ha sido la más afectada.
Su madre había hecho un llamamiento para intentar localizarla, como adelantó Castilla-La Mancha Media, donde pidió que se distribuyera su fotografía para que, si alguien la reconociera, se pusiera en contacto con la familia.
El caso ha sido seguido por el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, al habla con la familia. Esta tarde ha colgado en su cuenta de Twitter un mensaje de alegría tras conocer que la joven se encontraba bien:
Feliz con la localización de la joven Sofía desaparecida tras el terremoto de México. Su familia de Ciudad Real me traslada que está bien.
Luis Tolosa es de Albacete, pero ahora está viviendo en Ciudad de México (Distrito Federal) . Es subdirector de operaciones en Privalia, una empresa española que también tiene sede en el país centroamericano. Según nos ha contado, el terremoto le ha tocado «muy de cerca». Eligió Facebook para informar a sus allegados que estaba bien, pero también le tocó vivir momentos de shock, tal y como se puede desprender del material gráfico que compartió en sus redes sociales.
Luis nos cuenta el recuerdo de México del peor terremoto que han sufrido en la historia, que dejó cerca de 10.000 muertos, por lo que, horas antes del reciente seísmo, se hizo un simulacro en todo el país. «Todo el mundo lo hizo», nos cuenta el albaceteño. «La alarma sísmica no funcionó», considera el joven. Durante los temblores, él estaba en la oficina. Todos los que estaban allí tuvieron que replegarse a los muros del edificio en cuanto empezó el terremoto. «Daba mucho miedo, todo se caía… La propia gente de México no lo entendía», nos relata.
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Estamos desalojados… en 30 segundos ha cambiado todo: de tener casa a quedarme en la calle y no tener ni ropa"[/ze_summary]
El edificio se evacuó y las consecuencias es que hay alrededor de 50 edificios en toda la Ciudad de México que han sido derruidos, con casi 100 muertos solo allí. Al salir de la oficina, Luis y sus compañeros también bajaron a las calles a ayudar en las tareas de rescate. La implicación social después del seísmo ha sido muy reseñable. Miles de personas han copado las calles para ayudar con los escombros y el salvamento, con tal de que México vuelva en cuanto antes a la normalidad.
«Fuimos a ayudar a levantar escombros. Fue muy duro. Había gente muerta, iban sacando sus cuerpos…», cuenta el albaceteño. Después, fue a casa. «Es una ruina», explica Luis. El edificio, que es de 8 pisos, ha quedado destrozado, «con grietas por todos los lados», afirma. «Estamos desalojados… en 30 segundos ha cambiado todo: de tener casa a quedarme en la calle y no tener ni ropa», detalla el joven.
«A España llegan noticias de delincuencia, pero la verdad es que la gente está colaborando mucho, ayuda con turnos, brigadas… No hay violencia ni nada, sino todo lo contrario», afirma Tolosa. «Han venido gente de otros Estados a apoyar… Es increible».
[ze_image id=»200044″ caption=»Edificio derruido en CDMX. Luis Tolosa.» type=»break_limited» src=»http://ecmadm.encastillalamancha.es/wp-content/uploads/2017/09/21686324_938636106277813_7340645017312919619_n-e1505987237600.jpg» urlVideo=»» typeVideo=»» ]
Ahora, Ciudad de México está en Estado de Excepción, tal y como confirma este residente albaceteño que leva tres años allí y afirma no haber visto nada igual: «este es el terremoto más fuerte, sin duda», a pesar de que se haya registrado a 57 kilómetros de profundidad y con una magnitud de 7,1 grados en la Escala de Richter.
México entero intenta volver a la normalidad, con la solidaridad como única bandera, después del terremoto que ha hecho que el país vuelva a sufrir lo que justo hace 32 años sufrió.
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