sábado, 23 de noviembre de 2024
30/11/2011junio 14th, 2017

Diego Mateos «Zarra» fue y es una leyenda del fútbol talaverano. Su nombre estará ligado para siempre a los equipos míticos de la ciudad de la cerámica, como el San Prudencio o la Peña Athletic de Bilbao, pero también a la de los miles de chavales a los que formó y a los que inculcó el amor por un deporte al que ha dedicado toda su vida. Ahora el alzheimer ha hecho mella en el mítico jugador y entrenador talaverano, desde aquí no queremos que caiga en el olvido.


A punto de cumplir 80 años Diego Mateos pasa sus días en una residencia para la tercera edad ubicada en un municipio cercano a Talavera. «Zarra», «Zarrita» como le conoce todo el mundo, padece esa terrible enfermedad degenerativa que es el alzheimer, pero su memoria aún recuerda, lo que más, algunas anécdotas de aquella época de su vida en la que lo dio todo por el fútbol. Todo a cambio de muy poco, de nada, si hablamos en términos económicos, porque «Zarra» nunca ganó un duro con el deporte rey. «Al contrario, tuvo que poner muchas veces de su bolsillo», destaca su hermana Mari Carmen, con quien Diego Mateos ha vivido hasta hace apenas unas semanas, cuando sus hermanos decidieron llevarlo a un centro donde pueda estar mejor atendido. «Zarra» es soltero, nunca se ha casado y es que ha llegado a decir en más de una ocasión que si se hubiera casado, el fútbol se hubiera terminado para él. Tal era su dedicación.

«Zarra» tuvo que dejar de ir a los campos de fútbol, su terreno favorito, hace unos 15 años, cuando una operación de cadera le obligó a abandonar los terrenos de juego donde tantas horas de su vida pasó primero como jugador y luego formando y enseñando a miles de niños y jóvenes. Por sus manos ha pasado lo más granado del fútbol local Trigueros, Casquero, Manrique, Lolo, Clavijo, Emilio, Corona, Del Rivero… y así un larguísimo etcétera. «El fútbol ha sido mi vida», explicaba a ECOS el veterano futbolista. Y tanto que ha sido su vida, y prueba de ello es que no acudía nunca a eventos familiares. «No ha ido nunca a las celebraciones de la familia, no tenía tiempo, tan solo fue a mi boda», argumenta su hermano Rafael, mientras «Zarra» asiente y añade: «Pero es que el fútbol ha sido siempre mi droga».

Su primer equipo fue el San Diego «cuando tenía 13 años, aunque ya con nueve años iba muy bien de cabeza, yo siempre he sido delantero centro». Esta circunstancia le valió el apelativo por el que se le conoce, dada su capacidad goleadora con la cabeza, como el conocido ariete vasco Telmo Zarraonandia. Precisamente con el «Zarra» auténtico, por quien Diego ha sentido siempre una profunda admiración, mantuvo una buena amistad con el paso de los años. Algo que, de momento, no olvida.

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