Hace apenas unos días escribí en Twitter lo siguiente: «En el Debate sobre el Estado de la Región oiremos sobre el Tajo lo que vengo oyendo desde que llegué a Toledo hace 17 años. Así hasta el próximo Debate».
Recordarles que el citado encuentro de dimes y diretes se celebra los días 6 y 7 de septiembre. O sea, ya. En las Cortes de Castilla-La Mancha.
Bien, pues pueden entender a lo que me refiero: que da igual lo que digan unos, otros, estos, aquellos, los de más allá, los que están, los que no han podido ir e incluso a los que ni siquiera se les espera porque… Porque al final entre todos lo «mataron» pero él (no) solo se murió. O está a punto, claro. Sí, sí… Claro, pero no como el agua que lleva. Oscura, asquerosa, guarra, infectada, contaminante…
Se morirá de la inanición de quienes deben o han debido por obligación, de pena porque es un desecho que fluye por arte de la naturaleza y de asco que nos da a los que lo vemos un día sí y otro también.
Así desde hace no sé cuántos años ya. 17 desde que llegué a Toledo, pero muchos antes de cuando estaba en Talavera.
La reivindicación de Murcia me la paso ya por el arco del triunfo si hace falta. Y el trasvase es la sangría que nos lleva. Que no el río, como decía José Luis Sampedro.
Por cierto, Sampedro homenajeaba en «El río que nos lleva» a los gancheros del Tajo cuando transportaban la madera desde Guadalajara hacia los barrancos y parameras de La Alcarria, con destino final en la vega de Aranjuez. Qué casualidad, allí en Guadalajara, en Taravilla, se ha celebrado este fin de semana la fiesta de los citados gancheros.
Y hasta allí se fueron tanto PP como PSOE. Y allí, como no podía ser de otra forma, se ha producido el último «altercado» político por el Tajo.
¿Cuántas reivindicaciones han escuchado durante los últimos 30 años? ¿Cuántas protestas se han realizado sin solución definitiva (ni temporal, ya puestos) a lo largo y ancho de la comunidad autónoma? ¿Cuántas promesas hemos escrito que decían otros pero que al final han sido una farsa o se quedaron, simplemente, en agua de borrajas porque resultó no ser todo lo importante que debiera y, por lo tanto, no llegó a ningún lado?
Si dependiera de los ciudadanos que, de forma encomiable, iniciaron una lucha sin resultados todavía pero en la que aún confían (en estos momentos me acuerdo de dos talaveranos -y hay muchísimos más, de todo lugar y condición-) el trasvase sólo existiría ya en los libros de texto y la mierda del Tajo se la comerían otros.
Perdonen los términos, pero a la mierda hay que llamarla como lo que es y a la basura también.
¿Culpa? De todos los Gobiernos que he conocido en España, y ya son varios, ninguno ha hecho nada efectivo por el Tajo. Muchas palabras que al final se diluyen en agua. En las del Tajo quizás. Y ya saben qué es lo que lleva el río, porque lo acabo de escribir.
Pues eso, amig@s.
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