Dice el Gobierno, y lo repite mucho, que la economía española crece el doble que en la Unión Europea. Es verdad. Ha dicho el Instituto Nacional de Estadística (INE), con datos, que la media de los salarios bajó en 2016, y también es verdad. ¿Es un misterio? No. Simplemente, ocurre que la buena marcha de la economía no se está trasladando a crear empleo fijo de calidad y a mejorar los sueldos. Dicho con otras palabras: que pagan el pato los de siempre, los trabajadores y las personas más desfavorecidas.
Cada año, el INE mira los salarios de las más de 15 millones de personas que trabajan en España, los divide en grupos según su cuantía, tiene en cuenta lo que cotizan a la Seguridad Social y otros datos, hace sus cálculos y dice cuál es la media del salario bruto, qué diferencia existe entre quienes tienen un contrato fijo y los temporales o a tiempo parcial, entre los sueldos de hombres y mujeres…
Datos oficiales
El Instituto Nacional de Estadística ha dado a conocer esta semana su informe referido a 2016. Los datos se suelen interpretar según conviene a los intereses de cada cual. Así se ve en algunas tertulias de televisión, cuando se enfrentan dos economistas de distinta ideología -casi siempre uno es favorable al Gobierno y el otro es crítico-, que interpretan las mismas cifras de manera totalmente opuesta. Pero la conclusión oficial del INE no deja lugar a dudas: la economía crece y la media de los salarios baja.
La realidad es tozuda y desmiente a diario algunas afirmaciones de las que hacen el presidente del Gobierno y sus ministros. La realidad dice que -salvo excepciones, que las hay- los salarios han descendido desde que en 2008 comenzó la crisis económica, que no se han ido recuperando al mismo tiempo que se recupera la economía, que los pensionistas y la mayoría de los trabajadores han perdido poder adquisitivo, que gran parte del trabajo creado es temporal o para unas pocas horas al día y con salarios que no permiten llegar a fin de mes…
Hay quien dice que la disminución de los salarios que ha reflejado el INE se debe a que el empleo que se crea está peor pagado, lo que hace que baje la media de todos los sueldos al realizar los cálculos. Sin negar esta evidencia matemática, hay que decir que, además, la mayor parte de las empresas han reducido los salarios durante los años de crisis y ahora, al negociar los convenios colectivos, argumentan que la situación aún es mala y no pueden incrementar los sueldos ni volver a los niveles anteriores. ¿Pero no crece la economía española más que la europea?
Trabajadores entre la espada y la pared
Algunos empresarios, grandes y pequeños, han aprovechado la crisis económica para disminuir los salarios más de lo que hubiera sido adecuado a la situación y para establecer condiciones laborales muy precarias a sus trabajadores. Lo han podido hacer porque se lo permite la legislación vigente, tras la reforma del mercado laboral que inició el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero en 2010 y continuó y endureció Mariano Rajoy en 2012.
Cuando a los trabajadores les ponen entre la espada y la pared, entre aceptar una rebaja salarial o enfrentarse a un expediente de regulación de empleo o de cierre de la empresa, existen muchas posibilidades de que acepten la indigna propuesta porque tienen la mala costumbre de comer todos los días, de pagar el colegio de sus hijos y la hipoteca del piso o incluso de tomar algún café en el bar.
Antes de las elecciones generales, el PSOE, Podemos, Izquierda Unida, ERC y algún otro partido de la oposición se comprometieron a derogar, cuando el PP perdiera su mayoría absoluta, la reforma del mercado laboral que ha permitido precarizar el trabajo y a aprobar unas normas que permitan recuperar derechos suprimidos a los trabajadores y crear empleo de calidad. Pero aún no han cumplido esa promesa, ni tampoco otras que hicieron, porque están demasiado ocupados con Cataluña -un problema grave, es verdad- y, algunos, con sus problemas internos de partido. ¿Hasta cuándo?