El madrileño Fernando Adrián salió a hombros de la plaza de toros de Villaseca de la Sagra (Toledo) tras cortar las dos orejas del segundo toro del festejo, en el que se enfrentó en mano a mano a Alberto Durán. El novillero zamorano se llevó un apéndice del quinto toro de un encierro de Montealto magníficamente presentado y que ofreció posibilidades en un duelo entre dos promesas que podían haber obtenido mayores triunfos.
Por tanto, Adrián fue el vencedor del envite gracias a su actuación ante su primer oponente, un toro de preciosa estampa y muy ofensivo por delante que fue muy bravo desde el principio y que exigió que se le hicieran las cosas por abajo. Así lo entendió el madrileño, quIen a pesar de comenzar su labor con la mano derecha, obtuvo los mejores momentos en varias series por el pitón izquierdo, el mejor del toro, y los circulares finales terminaron de calentar al público. Mató de una estocada entera y muy tendida y recibió el doble trofeo, que quizá fue excesivo.
El cuarto fue un novillo que estaba ya a punto de cumplir los cuatro años y que era grande, fuerte y bien presentado, como el resto de sus hermanos. El animal derribó al picador Felipe López, que quedó algo conmocionado por el fuerte golpe contra el suelo. Afortunadamente el lance no tuvo mayores consecuencias. El «montealto» prometía y Fernando Adrián comenzó bien con la mano derecha, pero el astado se quedó pronto sin fuelle, aunque el novillero siguió aprovechando sus embestidas en la medida de lo posible. Dos pinchazos con la espada le privaron de lo que podía haber sido su tercera oreja, que se quedó en una ovación.
Con el que cerró la feria, un novillo que fue bravo en el caballo y galopó con alegría en banderillas, Adrián estuvo con ganas de agradar, recibiendo al toro con cuatro faroles de rodillas y una serie de verónicas que desencadenaron la mayor ovación de la tarde. En la muleta el toro pagó el esfuerzo y el de Madrid tuvo que conformarse con sacar muletazos sueltos, sobre todo por el pitón derecho. Una actuación que le valió otra ovación del respetable.
ALBERTO DURÁN CORTÓ UNA OREJA Y NO PUDO SALIR A HOMBROS
Por su parte, Alberto Durán cortó una oreja al quinto, un novillo que no duró demasiado en la muleta y al que toreó en la distancia corta, sacando los mejores muletazos con la mano derecha. El zamorano hizo un gran esfuerzo por entenderse con su oponente, y tras una estocada casi entera los tendidos premiaron su tesón con el trofeo.
En el tercero, un novillo que apuntó maneras desde el principio, el novillero comenzó bien, recibiéndolo con el capote con templadas verónicas. Tras el paso por el caballo llegó el pique entre ambos espadas en los quites. Fernando Adrían se gustó primero con un por tafalleras, y Durán replicó por delantales. En la muleta el zamorano estuvo bien aunque a la faena le faltó levantar el vuelo para conectar definitivamente con los tendidos. Por el pitón derecho se vieron los muletazos de mayor empaque, pero Durán decidió basar el trasteo en la mano izquierda y remató la faena con ayudados por alto. La actuación podría haber recibido una oreja de no ser por el tiempo que tardó el toro en echarse tras la media estocada contraria que le recetó el joven espada, que finiquitó al de Montealto con el descabello. Silencio para toro y torero.
El primero de la tarde fue masacrado en varas, ya que recibió dos puyazos totalmente innecesarios. Durán no estuvo demasiado confiado con el toro y por tanto no hubo posibilidad de lucimiento ante un animal que acusó el severo castigo recibido en el caballo. Tras tres pinchazos y un pinchazo hondo, el «montealto» se echó y el balance de la faena fue de silencio.
Ficha del festejo: Plaza de toros de Villaseca de la Sagra (Toledo). Más de tres cuartos de entrada. Toros de Montealto, de excelente presentación y con posibilidades, entre los que destacaron el segundo y el sexto.
Alberto Durán: silencio, silencio y oreja.
Fernando Adrián: dos orejas, ovación con saludos y ovación con saludos.
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