Dejó de ser ejecutivo para hacerse empresario. Apostó por el vino de Castilla-La Mancha y contó con el apoyo de su familia. Todo ello, si no lo hubiese hecho porque le gustaba, no se entendería. Se trata de Fausto González, el presidente de Bodegas Martúe en La Guardia (Toledo).
La empresa nació en el año 2000, aunque llevaban plantando viñedos desde 1989. Poco a poco, con trabajo y dedicación, han ido posicionándose tanto en el mercado nacional como en el internacional.
Actualmente, la producción de Martúe es de 350.000 botellas al año, el 60 por 100 se queda en el mercado nacional y el resto se destina al mercado exterior. «Bélgica, Holanda, Luxemburgo, Suiza, Finlandia, Canadá, Estados Unidos, Japón, Puerto Rico, Méjico, Brasil…», enumera Fausto.
«Creo que es un vino que tiene una calidad extrema y un precio muy competitivo. Además está hecho con unos procesos naturales impresionantes», explicaba Fausto quien apuntaba que este año la campaña se presenta menor en cantidad, pero mayor en calidad. El principal motivo es que «ha sido un año muy seco».
EN LUGAR DE CRECER APOSTARON POR OTRAS INVERSIONES
Primero fue Martúe y, en el año 2009, decidieron entrar en el accionariado de Viñedos de Nieva, porque «en vez de crecer, decidimos buscar otras inversiones»:
Así lo hicieron también con la Denominación de Origen portuguesa Douro, «la más antigua del mundo que, además, entra muy bien en los mercados anglosajones». Y lo hicieron con el proyecto empresarial Seis Quintas.
En el caso de Viñedos de Nieva la producción asciende a unas 800.000 botellas anuales, si hablamos de Douro, «acaba de empezar, acaba de nacer el niño», matiza Fausto, quien reconoce que tienen unos canales de distribución que les permitirá dar a conocer al «niño», aunque «va a costar», tal y como están actualmente las cosas.
ENTRE SUS SOCIOS, EMILIO ARAGÓN
Cuando nació Martúe lo hizo con Emilio Aragón, Ángel García Cordero o Javier Aliño, socios de Fausto que siguen confiando en el proyecto, y eso que cuando empezaron ninguno sabía de viñas, ni de vino…
Sin embargo, con mucho trabajo lo han conseguido. Solo cuando Martúe caminaba sola, sin el grupo, ya facturaba en la media que lo hacían las empresas de la provincia de Toledo. El último dato facilitado por la empresa Iberinform correspondiente a 2010 situaba la facturación en 1,5 millones de euros.
Fausto González puntualizaba que la facturación de todo el grupo en el año 2011 creció hasta situarse en los cinco millones de euros. Un grupo que cuenta con una plantilla de 45 personas.
¿El secreto del éxito? «Eso es muy difícil, porque además ya no dependes casi de ti. Todo está muy globalizado, tienes una dependencia de actividades financieras, gobiernos… Es muy complicado, creo que ahora es complicado. Es estar un poco atrincherado e ir viviendo casi el día a día, pero que duda cabe que con mucho trabajo».
APUESTA POR EL MERCADO EXTERIOR
Fausto González lo tiene claro. Para empezar como empresario «principalmente el dinero tiene que ser del empresario». Las ayudas «se agradecen», pero el capital tiene que tenerlo el propio empresario.
Gracias a la apuesta de la empresa por el mercado exterior han logrado compensar «un poco las caídas que podamos haber tenido». Claro que en Martúe empezaron a cuidar la exportación hace unos nueve años.
Cuando mira atrás y piensa en la mayor alegría que ha recibido siendo empresario recuerda que fue cuando vio su vino en Suiza. «Fue la primera exportación que tuve y verlo en una estantería… He tenido muchas alegrías, pero creo que ésa la recordaría toda mi vida».
Para los jóvenes emprendedores recomienda, dada su experiencia, que «cojan la idea y no la dejen, que no se cansen, que hay barreras que hay que seguir saltando, que sigan, que tengan constancia».
De las decisiones que se tomen, al final hay que «coger un poco de todo y ver si la desacertada ha venido bien para aprender». Al final, «hay que sacar lo positivo, porque se toman más decisiones acertadas que desacertadas y, de éstas, lo único que pienso es en no volverlas tomar».