Los testimonios sobre la guerra de Siria se encuentran en cada rincón de Europa, viajan con las familias que huyen de ella. Yahya y Asmaa son dos de las voces que han vivido la crudeza de los acontecimientos en primera persona. Su residencia está ahora en Toledo, después de haber pasado 5 años en un campo de refugiados de Turquía. Ellos son solo una parte de las 555 personas que fueron acogidas en Castilla-La Mancha durante 2017, tratando de salvar su vida.
La familia se vio forzada a dejar su hogar en Edlib, una región del sureste de Siria que limita con Turquía. De Idlib se trasladaron en busca de ayuda internacional hasta el país vecino, donde permanecieron en un campo de refugiados, esperando a que alguien les informara de a qué país europeo podían viajar. Tras una espera de cinco años, emprendieron de nuevo el camino, esta vez hasta Toledo.
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Después del largo viaje vivido por todos sus miembros, Yahya ha sacado fuerzas para insistir en que se ponga fin a la guerra: «Que Europa juegue su papel para parar la muerte en Siria». Ha pedido también que se acabe con el uso de armas químicas, una realidad que les ha tocado muy de cerca a él, su mujer, sus cuatro hijos y la abuela paterna de los niños.
El 32 por 100 de refugiados en Castilla-La Mancha viene de Siria
La mayor parte de las personas acogidas al estatuto del refugiado en Castilla-La Mancha proceden de Siria. De las 555 personas que llegaron a la región durante 2017, un 32 por 100 era de origen sirio. «Estamos muy por debajo de los compromisos previos que se asumieron en España», ha afirmado la consejera de Bienestar Social, Aurelia Sánchez.
La consejera ha explicado que Castilla-La Mancha colabora en diferentes acciones humanitarias en Siria, subvencionando asociaciones «que ayudan a que los campamentos tengan agua, también para fines ginecológicos para las mujeres sirias y para la educación de los niños».
Una vez en Castilla-La Mancha, el obejtivo es que puedan integrarse superando las barreras del idioma y la cultura y contando con prestaciones sociales básicas como son educación y sanidad. Cruz roja es la encargada de atender a las familias en las provincias de Toledo y Ciudad Real, mientras que Accem lo hace en Guadalajara y Albacete.