En 1875 el bisabuelo de Roberto Arcos, Gregorio Arcos Aroca, constituyó lo que es la empresa actual. En aquella época se dedicaba a la fabricación de navajas. Sin embargo, los antecedentes de Arcos Hermanos se remontan aún más en la historia, al encontrar antepasados como Juan de Arcos que se dedicaba a la producción de tijeras. De hecho, en el museo Arqueológico Nacional hay dos piezas que tienen grabadas la leyenda: «Arcos en Albazete año 1745». Ahora, la empresa albaceteña ha evolucionado hasta convertirse en un referente importante del sector de la cuchillería, está en unos 80 países y cuenta con unas 500 personas en la plantilla.
Su facturación en 2011 se aproximó a los 26 millones de euros, una cifra que supera la media que facturan las empresas de Albacete y que se sitúa en 1.206.702,98 euros, según los datos facilitados por Iberinform.
Roberto Arcos recuerda que su abuelo continúo con la empresa de Gregorio Arcos Aroca y siguió fabricando navajas, «era un artículo que se consumía mucho por la gente del campo». Sin embargo, cuando llegó su padre las costumbres cambiaron y «la población se fue desplazando del campo a las ciudades», por lo que bajó el consumo de las navajas y «aumentó la necesidad del cuchillo doméstico y el profesional para carniceros y demás».
Fue el padre de Roberto Arcos el que transformó esa producción de navajas a cuchillos. Todo un visionario que decidió apostar por innovar y de aquella apuesta se ha conseguido que la empresa fabrique una gama de unos 1.000 cuchillos distintos para diferentes usos y diferentes mercados, que esté en unos 80 países, que fabrique más de 25 millones de piezas anuales y que en 2011, a pesar de la crisis económica global, hayan conseguido facturar cerca de 26 millones de euros.
«Mi padre vio el futuro, vio lo que iba a pasar, cambio el producto y creó también una red comercial propia, porque hasta entonces se vendía a través de almacenistas y distribuidores», por lo tanto el mercado no estaba en sus manos.
No solo apostó por la red comercial propia, sino que viajó hasta Alemania, compró la maquinaria más moderna que existía en los años 60 y «puso los cimientos de lo que es Arcos actualmente».
LAS NUEVAS GENERACIONES…
Las nuevas generaciones han continuado con esa línea de expansión de la empresa, apostando por mercados internacionales, «lo que pasa es que no es fácil, debes decidir apostar e invertir en ferias y en crear tu propia red comercial. Eso es un trabajo muy importante, muy laborioso, no se consigue en un día ni en dos», indicaba Roberto, quien puntualizaba que «lo que realmente hace grande a la empresa es tener un mercado importante».
Arcos tiene su propio gabinete de diseño. El 50 por 100 de la producción se queda en el mercado nacional y el resto se destina a unos 80 países entre los que están Francia, Rusia o Israel, un mercado «donde tenemos la marca registrada desde hace ya 15 años».
El reto está en poner su red de distribución en Estados Unidos porque «ésa sí es una asignatura que tenemos pendiente todavía».
LA COLECCIÓN DE CUBIERTOS PARA EL PRÍNCIPE FELIPE
Entre las anécdotas que recuerda está el día que fabricaron una colección de cubiertos y cuchillos de cocina cuando el príncipe Felipe se casó. «Como muestra de agradecimiento nos mandó una moneda, porque existe una tradición en cuchillería que no se debe regalar ninguna pieza cortante, porque cortas la relación. Entonces él, conocedor de esa circunstancia, nos envío una moneda para pagar ese regalo».
Igual que su padre, el rey Juan Carlos, que visitó la empresa hace años y «mi padre le regaló un cuchillo de monte. El rey se echó mano y, como nunca lleva dinero, pidió unas monedas prestadas para hacer el pago correspondiente».
LA CRISIS AFECTA A TODOS POR IGUAL
La crisis económica también ha afectado a Arcos Hermanos. Concretamente en las ventas en el mercado nacional, que han bajado, pero que están compensando con el incremento de las ventas internacionales.
«Vamos manteniendo la plantilla», apuntaba Roberto, quien señalaba que tienen una fábrica en Albacete, otra en Madrigueras y también cuenta con el apoyo de talleres auxiliares.
En 2011 la facturación de la empresa fue de unos 26 millones, que esperan mejorar este año, aunque «sí es verdad que en 2009 y 2010 cayó bastante, también por la crisis». Sin embargo, «ahora estamos remontando y para ello contamos con muy buenos profesionales».
Lo que está claro es que «no parece que sea una crisis pasajera» y, por tanto, «solo podemos confiar en el trabajo para salir de la crisis, porque la desgana y buscar justificación no llega a ningún lado».
«NO HAY NUNCA QUE PENSAR EN NEGATIVO»
Roberto confía en el trabajo, en creer en uno mismo y en que se pueden hacer cosas. «En los momentos de dificultad es cuando se pueden encontrar nuevas oportunidades de camino y de negocio. No es fácil, es más fácil decirlo que hacerlo», reconoce, pero «no hay nunca que pensar en negativo, siempre hay que esforzarse, trabajar y buscar ese camino que te puede llevar al éxito».