El Festival de Cine Solidario de Guadalajara, Fescigu, clausura hoy su décima edición consolidándose como una de las citas indispensables del panorama nacional de festivales cinematográficos pero, también, con un futuro «negro» por la falta de subvenciones económicas de las administraciones públicas.
Así lo ha indicado Luis Moreno, que dirige esta muestra, una de las más singulares del panorama nacional gracias a su combinación de cine y solidaridad y cuyo mantenimiento, sobre todo en los últimos años, ha sido «casi un milagro», según explica a Efe.
Moreno, que es cortometrajista y director de ‘Cinefilia’, la asociación que financia más de la mitad del coste del Fescigu (cuya entrada tiene el precio irrisorio de 2,50 euros), no se corta a la hora de criticar el papel de las instituciones públicas ante la cultura.
«Tenemos unos políticos que consideran la cultura algo despreciable, o quizá como un lujo, olvidándose del artículo de la Constitución que dice que los poderes públicos han de garantizar este bien para todos», ha subrayado.
Precisamente por estos motivos, opina que el Fescigu, como otras actividades culturales, tiene «un futuro negro» por delante, aunque se muestre optimista, y confía en que no tenga una «muerte prematura» tras haber alcanzado la mayoría de edad de todo festival (la década).
El Fescigu, que comenzó el pasado martes, mantiene desde hace años únicamente el apoyo del Patronato de Cultura del Ayuntamiento de Guadalajara, que este año ha aportado 18.500 euros y ha cedido el Teatro Auditorio Buero Vallejo.
Esta situación no ha restado un ápice de ambición a los organizadores, que han seguido apostando por el cine de temática solidaria y por conseguir, a base de trabajo desinteresado, una organización que deje contentos a público, cineastas y jurado.
Esto último, el jurado, ha sido este año uno de los más laureados de la historia del Fescigu, al estar formado por el cineasta Vicente Aranda, la actriz y expresidenta de la Academia de Cine Español, Mercedes Sampietro, y el cortometrajista de animación y ganador de un Goya, Pedro Solís, entre otros.
Con la deliberación ya tomada -las obras ganadoras se conocerán al final de la gala de clausura-, Moreno ha hecho un balance muy positivo de esta décima edición, que considera «la de mayor calidad de todas las celebradas hasta ahora», lo que, a su juicio se ha reflejado en la asistencia de público.
«Tenemos un gran festival, es algo que todo el mundo que se acerca aquí comenta, especialmente aquellos que se mueven en el circuito de festivales. Sin duda, el mayor festival de cine de temática social de España, y es un gran orgullo haber sido capaces de lograr este prestigio y este apoyo por parte de cortometrajistas y público», dice con orgullo el director de la muestra.
Tras haber arrancado el martes bajo el lema ’10 años sacando los pies del tiesto’, la programación de este año ha pivotado precisamente sobre la idea de la década cumplida, para lo cual además de la sección oficial de cortometrajes -‘Requetecortos’- y la Sección de Cine Comprometido, se han recuperado algunos de los trabajos más importantes que han pasado en estos diez años de vida.
«Tengo la sensación de que tenemos un gran festival. Que hace falta mimarlo, y que son las administraciones las que tienen que garantizar que siga adelante. Que lo tengan en cuenta y lo apoyen para la siguiente edición», concluye Moreno, minutos antes de que empiece la gala de clausura.