Azuqueca de Henares ha comenzado a soltar varias aves de presa o rapaces para poner fin a los problemas con las palomas y así poder controlar su población en el municipio guadalajareño. Así, este método experimental se ha puesto en marcha con el fin de ver cómo funciona y si se puede poner fin a «las reiteradas quejas» que derivan de la presencia de las palomas.
El concejal de Desarrollo Sostenible de Azuqueca, Juan Pablo Román, explica en nota de prensa que con la suelta de dos ejemplares de Águila Harris, unas rapaces cuya presencia en España se limita a la cetrería, se intenta «poner a prueba este nuevo sistema durante un periodo de tres meses», tras lo que se evaluará cómo ha funcionado, con la opción de darle continuidad.
El método, con esta suelta, trata de «ahuyentar» a las palomas, mediante vuelos de unas tres horas durante tres jornadas a la semana. A ello, el Ayuntamiento azudense también le ha sumado la colocación de unas redes, a modo de trampa, en una zona «previamente cebada», en el parque municipal de La Quebradilla. Allí se intenta «cebar» a las palomas con maíz, mientras piden que la ciudadanía también colabore para que acudan las aves.
«Un método natural»
Para evitar confrontaciones y posibles polémicas, desde el Consistorio del municipio explican que este método para eliminar palomas y para evitar que crezca su población es «natural» y, además, «respetuoso con los animales», tal y como ha subrayado el propio concejal de Desarrollo Sostenible. Así, el edil ha explicado que la suelta de las águilas se hace al anochecer, que es el momento en que las palomas se refugian en sus dormideros.
Además, desde el ayuntamiento explican que, por el momento, es un método en fase de prueba, y que tiene un coste de casi 4.500 euros durante los tres meses que se va a llevar a cabo esta práctica en el municipio guadalajareño.
La práctica de la cetrería ya ha traído en otras ocasiones las críticas de organizaciones ecologistas y conservacionistas, que han alertado de que «no cumple ningún objetivo de conservación, ni reviste interés científico», tal y como dijeron desde Ecologistas en Acción hace unos meses. Incluso, esta práctica ha podido llegar a ser la tapadera de «algunos episodios de expolio de nidos», así como «de captura y tráfico ilegal de especies protegidas», algo que no tiene que ver, expresamente, con este caso.