En el Club de Golf de Layos (Toledo) hay un miembro que camina, palos en ristre, a paso muy ágil. Se le ve animoso, alegre, confiado. Es muy feliz. Se llama Tomás Díaz Ruiz. Madrileño y toledano de adopción, dice, a modo de «guasa», que le gustaría seguir jugando «andando diez añitos más y, después, en el buggy» (carrito).
Por cierto, que tiene 86 años…
Tomás Díaz: el golf, una pasión tardía
Quizá estaba algo nervioso cuando exhibió su «driver» porque, aunque es su mejor golpe, solo a la tercera fue la vencida. «De todos los del grupo es el que mejor ‘driver’ tiene», comenta su compañero Jesús, mucho más joven que él, también jubilado.
[ze_summary text=»Fue galardonado en la última edición de la Gala del Deporte de la Diputación»]Fue galardonado en la última edición de la Gala del Deporte de la Diputación[/ze_summary]
Dado su ejemplo de longevidad deportiva fue premiado en la última Gala del Deporte de la Diputación de Toledo «por su ejemplo de superación y sacrificio diario», justificó la institución provincial. «Me gustó mucho, me hizo mucha ilusión», comenta al respecto este hombre, un prodigio de salud física y mental.
Tomás Díaz es madrileño. Nació en El Pardo, en cuyo cuartel su padre era militar. Nacido en 1931, tenía parientes en Noez (Toledo). Buena parte de su vida ha vivido en Toledo, donde ha trabajado de administrativo en la empresa pública y en la privada, donde fue director gerente en una empresa.
Solo a los 50 años empezó a hacer deporte, concretamente el tenis, deporte que cambió por el golf, que empezó a practicar ¡a los 75 años! La historia fue así: un buen amigo suyo, el director de la Caja de Ahorros de Toledo, le propuso jugar. Y hasta hoy: «Es un deporte muy bonito, más difícil que el tenis, muy completo. Disfruto mucho. Para mí es imprescindible, me mantiene en forma. El golf me da vida, es una maravilla», afirma.
[ze_summary text=»Acude al club de golf de Layos todos los días de la semana «]