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Artículo de opinión 08/10/2012junio 13th, 2017

«La Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció el 10 de octubre como el Día Mundial de la Salud Mental, con el objetivo de mostrar la realidad de todas aquellas personas que padecen alguna enfermedad mental, para defender los derechos humanos y la salud de todos los afectados. Y seguramente este día será el único que algunas personas oigan de esto, ¿o tal no?, pues si pensamos en quienes a nuestro alrededor padece algún trastorno mental, nos daremos cuentas que son más de lo que habíamos tenido en cuenta.

Este año el lema que Feafes (Confederación Española de Agrupaciones de Familiares y Personas con Enfermedad Mental) ha decidido es «La mejor inversión, tu salud mental». Con él se pretende llamar la atención tanto a las administraciones públicas como a la sociedad, de la necesidad de dedicar recursos necesarios para cuidar este aspecto básico de la salud.


En España un 15 por 100 de la población parecerá alguna enfermedad mental a lo largo de su vida, que un 3% de la población adulta ya padece un trastorno mental grave. En el mundo más de 450 millones de personas padecen alguna enfermedad mental. Las enfermedades mentales, suponen más del 40 por 100 de las enfermedades crónicas y la mayor causa de los años vividos con discapacidad.

En el año 2020 se espera que la depresión sea la causa de enfermedad número uno en el mundo desarrollado, es decir, una enfermedad mental estará por encima de todas.

Las cifras dadas por la OMS, podrían quedar escasas, pues en países no desarrollados quedan muchas personas olvidadas y no tratadas; en ellos no hay dinero ni medios para ayudar y combatir las enfermedades, por lo tanto no existen datos de estos.

Estas cifras son escalofriantes, si vemos que la tendencia a la subida de estos índices es cada día más alarmante. Y por supuesto no tiene tendencia a la bajada.

La realidad de esto es que los enfermos están decayendo en su bienestar. La crisis ha matado aquello en que muchos teníamos puestas la esperanza, poder luchar por saber más de las enfermedades mentales. Pero los recortes no dejan nada a esta lucha, solo las migajas. En el campo de la investigación perderemos el recorrido hecho hasta el momento y lo más grave, que no hay mucha esperanza de volver a ella durante muchos años.

Deberíamos ponernos un momento en el lugar de cada enfermo, empatizar con él y después poder opinar y pensar en cómo la ayuda es fundamental para su autonomía y su integración en esta sociedad. La economía debiera de ser para poder ayudar a las personas y no a los entornos económicos que nos rodean. Si recortamos en ayudas, recortamos en la supervivencia de los enfermos. Las personas debieran de ser lo primero, sobre todo las más desfavorecidas.

El organismo e instituciones que manejan los gobiernos, olvidan que no solo es la ética moral de su gobierno, que debiera de ser, sino también las leyes de un país los que deben de mandar en su gobernación. El gobierno de España debe y tiene la obligación de hacer cumplir las leyes, y últimamente este gobierno ha dejado al margen varias leyes. La primera es la de cumplir con nuestra carta magna, que obliga a tratar a todos como iguales.

Pero en la verdad de nuestra constitución tiene el precepto de cumplimiento ante cualquier persona que padezca una discapacidad y es el artículo 49 un mandato para que los poderes públicos realicen una política de integración de las personas con discapacidad y las amparen para el disfrute de los derechos reconocidos en el Título 1.

Si seguimos sobre la poca capacidad de obrar en cumplimiento de las leyes, y sobre como estas están creadas para la integración y desarrollo de la persona, podríamos decir que estamos saliendo de la consecución de ellas. Tal es el caso de la ley de dependencia, que cada día se merma en ayuda a las personas que lo necesitan y es vital su ayuda. Pues muchas personas necesitan de esa ayuda para seguir viviendo, bueno, sobreviviendo en muchos casos.

Si entramos en la integración ya no social, sino también laboral, debemos de saber y pedir el porqué no se cumple la ley orgánica 30/1984 del 2 , ley sobre la integración social del minusválido, más conocida como LISMI.

Estos son solo pocos ejemplos de lo que se está inhibiendo desde nuestros gobernantes, con el resultante de la decadencia y sombra de los enfermos. Pues si no hay metas de integración, la sociedad solo los ve como simples comensal de ella. Y el enfermo mental, no es solo un número, es ante todo persona. No quiere que se le dé nada por nada, pero si pide respecto y ante todo que no se le quite la dignidad.

Si empezamos a recortar y recortar, ¿que nos quedará?

La vuelta a los tiempos en que a los enfermos había que ocultarlos pasaron. La reforma psiquiátrica es una realidad y no podemos llegar a su supresión. Las asistencias a los recursos de ayuda son necesarias. No podemos ni debemos permitir que se recule en derechos, en todo caso si se ha de cejar, que sea en prohibir todo lo que últimamente nos ha llevado a quitar los derechos y cambiar por nuevas reformas que cumplan con la igualdad y el derecho al bienestar.

Luchamos con una enfermedad en muchos casos conocida, pero que sigue siendo un tabú en la sociedad. Apenas queremos ver la realidad y tratamos a la persona que padece un trastorno, como si no se tratase de un enfermo común, como lo haríamos con otras dolencias que consideramos más comunes. Y el miedo a ser reconocido y excluido es tal, que solo cuando ya es demasiado tarde para un tratamiento temprano, se acude a los servicios de especialización. Porque acudir al médico de atención primaria ni siquiera se plantea en numerosos casos.

La educación es un tema primordial, trabajar con las personas en la rotura del estigma de estas dolencias es fundamental. Pero ante todo instruir en la igualdad, enseñando a la ciudadanía que nadie está por encima de nadie. La formación para el tratamiento debe de seguir y la integración en las aulas debe de ser un prisma de cualquier gobernante. La información y la formación deben de ser la regla a seguir por todos, para la lucha de la desigualdad de los enfermos y afrontar nuevos retos con ellos. En la educación está la base de todo entendimiento humano.

Desde estas letras, quiero reconocer y debo hacerlo la labor tan profunda de todos y todas las profesionales del campo trabajo en la enfermedad mental. Día a día, a pesar de la anulación de muchos recursos y recortes de otros, siguen apoyando de manera incondicional la humanización de estos recursos. Espero que las ayudas a este colectivo no se mermen más, sino que los gobernantes recapaciten y apoyen de nuevo más recursos y apoyos. Pues no es verdad que con menos se haga más, al contrario, con la disminución de medios caen la atención a quienes son lo más importante en todo esto…Las personas que padecen una enfermedad mental.

Otro año más que me dejo miles de cosas en el tintero y otro año que espero que estemos más concienciados de que esta enfermedad es parte de nuestras vidas, de nuestro entorno. Y si sólo una persona ha comprendido estas letras y entendido más a las personas con enfermedad mental y su situación actual. Entonces y sólo entonces, habrá merecido la pena el habernos acordado, aunque sea un solo día, que el 10 de Octubre es el Día Mundial de las Salud Mental.

Aunque espero que respetemos y ayudemos a todos los enfermos los 365 días del año».

Francisco J. Cebrián es presidente de Aidiscam (Asociación para la Integración de Discapacitados de Castilla La Mancha)

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