La llovizna que ha caído al alba en Cuenca ha obligado a acortar la procesión Camino del Calvario, conocida con el nombre de «Las Turbas», cuyos integrantes han vuelto a llenar las calles de la ciudad con el sonido de sus broncos tambores y sus clarines destemplados.
La procesión ha partido como estaba previsto a las 5.30 horas de la madrugada desde la iglesia de El Salvador y ha transcurrido inicialmente por su itinerario habitual, aunque unas tres horas después las hermandades que componen la procesión han decidido acortar el recorrido por la lluvia, que ha arreciado a intervalos.
Esta decisión ha obligado a reconducir el desfile por la calle de El Peso, ya en el casco histórico, Patrimonio de la Humanidad, y que no subiera a la plaza Mayor, donde se vive uno de los momentos más multitudinarios de esta procesión, la más emblemática de la Semana Santa de Cuenca, declarada de Interés Turístico Internacional.
Además, ha motivado que se hayan tenido que proteger con plásticos tanto las imágenes como los demás enseres que componen la procesión para evitar su deterioro por la lluvia, que desde hace días amenazó hoy con hacer acto de presencia en las previsiones meteorológicas.
Antes, a pesar del frío y la llovizna, conquenses y visitantes se volvieron a echar a la calle para disfrutar de la primera de las tres procesiones que recorren las calles de Cuenca cada Viernes Santo.
[ze_summary text=»No se ha podido escuchar el tradicional miserere frente a la iglesia de San Felipe Neri»]No se ha podido escuchar el tradicional miserere frente a la iglesia de San Felipe Neri[/ze_summary]
Y aunque no se ha podido escuchar el tradicional miserere frente a la iglesia de San Felipe Neri, sí ha temblado el suelo con los clarines de los en el monumento a Las Turbas en la curva de la calle Palafox, ya en el casco histórico, en el recorrido procesional hacia la Plaza Mayor.
Además de los «turbos», unos 2.400 acreditados este año que acompañan a Jesús Nazareno (o Jesús de las Seis) camino de su crucifixión, le han seguido Jesús y la Verónica, además de los capuces verdes de San Juan Evangelista y la hermandad de Nuestra Señora de la Soledad de San Agustín.
Las «turbas», que da el sobrenombre a la procesión, son un numeroso grupos de personas que abre el desfile procesional en una representación «o rememoración piadosa y popular» de las multitudes que insultaban e increpaban a Jesús, cuando iba camino de su crucifixión.
La participación de los «turbos» convierte a esta procesión en la más singular de la Semana Santa de Cuenca y la única de sus características que se celebra en España.
[ze_summary text=»Los "turbos" han conformado un decoroso desfile y no han dejado de rugir hasta el final»]