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viernes, 22 de noviembre de 2024
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Cadáver del águila "Turón" en una finca de la provincia de Toledo.
En la provincia - 05 abril 2018 - Toledo

«Turón» y «Azul» son los dos últimos ejemplares de águila de Bonelli o perdicera que han muerto tras caer electrocutados de unos tendidos eléctricos en la provincia de Toledo. El primero, «Turón», el pasado mes de febrero y más recientemente «Azul», víctima de la alta tensión en el que se considera como uno de los principales puntos negros actuales para esta especie: aquellas estructuras «obsoletas» de tendido eléctrico.

De este hecho informa el programa europeo Aquila a-Life, de recuperación del águila de Bonelli en el Mediterráneo occidental, que se desarrolla también en España y en Castilla-La Mancha desde hace años, dado que esta especie de rapaz que tiene poblaciones marginales también en Castilla y León. En 2004 se declaró que el águila fasciata -como también se conoce a esta especie- estaba en peligro de estinción, según el Libro Rojo de las Aves de España.


Ambos ejemplares fueron liberados y seguidos por GPS en un anterior proyecto, predecesor del actual Aquila a-Life, desde el que también trabajan actualmente en subsanar aquellos puntos negros para estas águilas que no son otros que los tendidos eléctricos sin aislantes. «La historia se repite», explican desde el blog del proyecto, y avisan que esta situación se da «año tras año», al perecer varios ejemplares tras posar en «estructuras obsoletas que no cumplen con la normativa y que no pasan las inspecciones obligatorias»: los grandes postes metálicos de tendido eléctrico.

Dos aves muertas tras posar en tendidos eléctricos

En el caso de «Turón», este águila había sido rescatado en Andalucía hace unos años y después cruzó en su itinerario migratorio hacia el continente africano, tras lo que volvió a España y «se emparejó» en la provincia de Toledo. El proyecto de recuperación europeo ya había llevado a cabo casi diez actuaciones en tendidos con apoyos peligrosos dentro de su hábitat, con correcciones para evitar la electrocución del animal.

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Fue un transformador escondido en una ribera de una finca privada el que «se llevó por delante», según explican desde el proyecto, a este macho de águila de Bonelli hace poco más de un mes. Ahora trabajan para «corregir» dicho apoyo en el transformador, para que la situación no se repita con cualquier otro ejemplar que decida «campar» por la provincia toledana. El cadáver de «Turón» fue examinado por un agente medioambiental de la región para hallar las causas.

El caso de «Azul» fue muy parecido al anterior. Murió electrocutada en Barcience (Toledo), en la comarca de Torrijos, tras haber sido criada en cautividad en Francia y más tarde liberada en la Sierra Oeste de Madrid. Su zona de dispersión estaba considerada como «de riesgo» dentro del Programa de recuperación, al existir muchas líneas peligrosas en su hábitat, «tanto de particulares como de compañías eléctricas», explican.

Así, en Aquila a-Life indican que ya se sabía que este ejemplar estaba en riesgo, aunque habían revisado los posibles puntos negros y habían avisado a la Junta de Castilla-La Mancha de que había peligro en algunos puestos eléctricos de la provincia de Toledo. Además, los Agentes Medioambientales de CLM habían realizado diferentes inspecciones en la zona, dentro de su línea de conservación natural, para analizar casos y la mortalidad de los ejemplares, así como para abrir diligencias en caso de que fuera oportuno.

[ze_image id=»236039″ caption=»Virginia Moraleda, veterinaria del proyecto, y un agente medioambiental examinan el cadáver de » type=»break_limited» src=»http://ecmadm.encastillalamancha.es/wp-content/uploads/2018/04/aguilabonelli3.jpg» urlVideo=»» typeVideo=»» ]

 

Las compañías eléctricas, culpables de muchas muertes

Dados estos dos casos, desde el Proyecto europeo señalan a un culpable (colectivo): las compaías eléctricas. «No hay que olvidar que los únicos responsables de toda esta pérdida de biodiversidad son los propietarios de las líneas eléctricas», explican desde el blog del Programa. Estiman que la perdida de biodiversidad por culpa de los tendidos eléctricos mal protegidos se cifra en unas 33.000 rapaces al año.

Aun así, sostienen que ya se han aplicado algunas sanciones «millonarias», como la que se ratificó por vía judicial hace unos meses en Albacete: Iberdrola fue condenada a pagar una sanción de 100.000 euros y a abonar una indemnización de otros 42.000 euros por la muerte de un águila imperial ibérica en un tendido eléctrico. Las causas, tanto en este como en muchos otros casos, tienen que ver con la no adecuación de las líneas con medidas antielectrocución, tal y como señalan.

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