Teresa Ortiz Lasaga es toda una referencia en Talavera. No solo por llevar más de 40 años endulzando la vida de los talaveranos con sus helados de «El Polo Norte». No solo por ser la mediática abuela que acompaña siempre que puede a sus nietos piragüistas, «los Cubelos». Teresa Ortiz es una referencia por todo esto y por derrochar simpatía y buen hacer entre todos los habitantes de la ciudad de la cerámica.
Y ayer lo volvió a demostrar. El Ayuntamiento le ha concedido el Premio Ciudad de Talavera a la Empresa y ella, aunque reconocía que ayer recogiendo el galardón no le salían «las cosas», o las palabras, puso la nota de color a la entrega de premios con un simpático discurso que retransmitió en directo la televisión online OkTv, y de la que a continuación emitimos un fragmento subido a las redes sociales por Miguel Betis:
Lo primero que quiso hacer Teresa, después de recoger el premio de manos de Jaime Ramos y de preguntarle a su nieta qué tenía que hacer, fue hablar de lo que ha sido su vida durante más de 90 años: los helados y la Heladería El Polo Norte. La primera risotada que levantó entre el público se produjo cuando dio que «todos los que estamos aquí hemos probado los helados, todos, y los seguiremos tomando».
Después, en su natural e improvisado discurso, se dispuso a ceder la palabra a su nieta María, que le iba a contar al auditorio, según su abuela, «lo que le parecen los helados y los clientes, que son fabulosos», pero antes, Teresa dijo estar «muy contenta con todos los habitantes de Talavera y su comarca porque todos los años están esperando con la boca abierta a que llegue la Semana Santa para volver a abrir ¿Llueve?, qué más da, nos tomamos un helado«, expresó mientras el público se partía de risa.
«Yo cuando tenía 12 y me vine aquí no sabía ni lo que era un helado. Después les he cogido sabor y mientras pueda no los voy a dejar, voy a estar para servir a los clientes que son maravillosos«, relataba mientras recibía un caluroso aplauso.
«Me van a permitir decir que ustedes para mí son mi familia», proseguía la simpática talaverana, mientras contaba que la gente de Talavera la «para por la calle los niños, los grandes, los abuelos, y solo voy a decir que los quiero con locura. Tengo un trocito de mi corazón en El Polo Norte para servirles a ustedes mientras me quede salud, que no es muy grande ya, pero todavía queda», decía en el final de su intervención mientras agradecía al Ayuntamiento el premio y recordaba que «están bien estas cosas porque no todo van a ser penas».
Todavía le quedaría algún toque de humor. Cuando ya le cedía la palabra a su nieta le dijo «sí, yo me quedo aquí por si te caes».