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Han tenido que transcurrir muchos años, muchos disgustos y demasiadas habladurías (muchas de ellas con razón), pero al final está. A falta de inauguración oficial, cuando se confirme la fecha que la Casa Real debe dar para la visita del Rey, el Palacio de Congresos de Toledo es un hecho.
Un hecho firme.
Obra del arquitecto Rafael Moneo, quien fuera Premio Príncipe de Asturias de las Artes en 2012, era la obra que le faltaba a Toledo, ciudad que durante años ha necesitado un lugar «de reunión», una cita con la lógica que para la capital regional se convierte en imprescindible para animar su economía.
De hecho, cuando sus puertas todavía están entreabiertas, de aquí a final de año serán tres los eventos a organizar. Más un cuarto que tuvo lugar hace apenas unos días.
La empresa encargada de su gestión y comercialización es Gestió i Serveis Trade Center (GIS). Y el edificio, en el corazón del casco histórico y a un paso de la plaza de Zocodover, dispone de una superficie de 12.000 metros cuadrados que se dividen en un auditorio con capacidad para 1.000 personas, cuatro salas panelables donde pueden entrar desde 32 a 140 personas; una sala de espacio reservado o para reuniones; una sala multiuso donde se realizarán exposiciones o banquetes; y una sala polivalente de 900 metros cuadrados.
Casi un centenar de proposiones son las que ha recibido la empresa hasta el momento. Buena noticia teniendo en cuenta que la idea original de todos los toledanos desde hace años es que Toledo, por su cercanía con Madrid, se convirtiera en una de las referencias españolas como destino de congresos y eventos corporativos.
Bueno, pues… Pasen y vean con las fotos que les mostramos…
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