“Grupos municipales y agrupaciones enteras del PP se están pasando o tienen intención de pasarse a Ciudadanos de aquí a las elecciones municipales y autonómicas”.
“La consigna es sacar pecho y negar la realidad, pero te puedo asegurar que el hartazgo que tenemos muchos en el PP es total”.
Ambas frases o parecidas las he escuchado en los últimos días y semanas entre representantes de los dos partidos que se están disputando la tarta del centro-derecha y la derecha, Ciudadanos y PP.
Trasvase de votos, afiliados y candidatos
Aunque el CIS sigue dando la ventaja al PP, es evidente que un nuevo trasvase ha llegado. Este es de nuevo trazado y consecuencias aún incalculables e imprevisibles. No lleva agua, sino votos, afiliados y candidatos. Y no va desde Castilla-La Mancha a Valencia y Murcia, sino desde el PP a Ciudadanos y se produce en todo el territorial nacional.
Ciudadanos necesita el voto rural si quiere gobernar en España y ha salido de caza. O de pesca, según se mire. Y el trasvase lleva cada vez más caudal. Si será suficiente o no… Si el PP resistirá la embestida o caerá en ella es la incógnita pendiente de la ecuación del nuevo sorpasso que tiene planteada la política española en estos momentos.
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Mientras, el desánimo cunde en las filas “populares”, que ven cómo se les viene encima un tsunami que no saben cómo parar, pero que se temen les llevará por delante en elecciones generales, autonómicas y municipales.
Los más antiguos y optimistas del lugar, en lo que al PP se refiere, se agarran a que en comunidades autónomas del interior, como Castilla-La Mancha, el bipartidismo PP-PSOE ha aguantado elección tras elección tras la irrupción de Cs y Podemos.
Ellos, que vieron cómo el PSOE minimizó el ciclón Podemos en 2015 en Castilla-La Mancha, piensan que en 2019 pasará lo mismo con PP y Ciudadanos. Afirman que una cosa son las encuestas y los grandes núcleos urbanos y otra el mundo rural, donde Cs no tiene raíces mientras la implantación del PP en todos y cada uno de los 919 pueblos es una realidad.
A Ciudadanos le preocupa gestionar el aluvión y eludir a los «rebotados»
Sin embargo, las bases y los cuadros medios del PP ven la situación muy distinta. Cualquier conversación con este estrato del Partido Popular deja a las claras los muchos y fundados temores que tiene los afiliados, alcaldes y concejales. Una parte cada vez más numerosa de ellos alucinan viendo la anunciada fuga de sus compañeros del PP hacia Ciudadanos.
En el partido de Albert Rivera lo que les preocupa es cómo gestionar este “aluvión”, ya que saben que en él van los “rebotados”, que solo buscan medrar y que siempre son fuente de conflicto.
Por mucho que el PP de Castilla-La Mancha se empeñe en proclamar el liderazgo indiscutible de María Dolores de Cospedal, prácticamente nadie ve en esta comunidad autónoma el futuro de la ministra de Defensa y presidenta del partido. Así que evocar el nombre de Cospedal ya no sirve como terapia.
Es cierto que Cospedal manda y que en el PP de Castilla-La Mancha todos harán lo que ella diga y decida, pero la sensación de que se aproximan muy malos tiempos cunde y en algunos estratos penetra profundamente. De hecho, se incuba un movimiento crítico que no tardará en estallar si los temores se confirman pasado el 26 de mayo de 2019.
[ze_summary text=»El PP confía en que su implantación en todos los pueblos de CLM sirva para parar el ciclón de Cs, sin raíces en el mundo rural»]