La Sección Primera de la Audiencia Provincial de Guadalajara ha condenado a 24 años y tres meses de cárcel a A.R.L., el hombre acusado de matar a su pareja a puñaladas en presencia de su hija menor en Galápagos el 5 de enero de 2016 y que fue declarado culpable por un jurado popular la pasada semana tras el juicio que se celebró del 7 al 14 de mayo.

Así consta en la sentencia, a la que ha tenido acceso Europa Press, en la que la Audiencia Provincial condena al acusado a 23 años de prisión por un delito de asesinato, al que suma un año más como autor responsable de un delito de violencia y tres meses como autor responsable de un delito de resistencia.

El procesado, quien en la última sesión del juicio declaró que si pudiera devolver la vida a su pareja «no lo dudaría», también ha sido condenado a la pena de privación de la patria potestad de su hija menor y a la prohibición de aproximarse a la misma y a los padres de la víctima a una distancia inferior a 500 metros de cualquier lugar
donde se encuentren por un periodo de 33 años.

Del mismo modo deberá de indemnizar como responsable civil de los delitos cometidos a su hija menor en 280.000 euros y a los padres de la fallecida en 60.000 euros a cada uno de ellos, más los intereses legales correspondientes de dichas cantidades.

El asesino despertó a la mujer y la mató en la cama

Con todo, y de acuerdo con el veredicto del jurado, el Tribunal considera como hecho probado que el día 5 de enero de 2016 sobre las 3.15 horas, el acusado se dirigió al dormitorio de la vivienda familiar situada en la urbanización Montelar de Galápagos, que compartía con su pareja sentimental S.G.S. y donde estaba ésta en la cama durmiendo en compañía de la hija de ambos de cinco años de edad.

Asimismo, indica que tras despertar a su pareja, y con intención y propósito de acabar con su vida o consciente que podía acabar con la vida de ésta, «le asestó con un cuchillo de unos veinte centímetros de hoja catorce puñaladas en diversas partes del cuerpo».

Según la sentencia, la fallecida recibió puñaladas en la cabeza, en el tórax, en el abdomen y brazos que le causan la muerte por «un shock hipovolémico secundario a hemorragia masiva como consecuencia de las múltiples heridas».

La muerte de la víctima, según el fallo, se produce cuando estaba tumbada en la cama, recién despertada por el acusado y «de forma sorpresiva y desprevenida, sin posibilidad de oponer defensa eficaz alguna de su persona cuando se efectuaron los apuñalamientos».

El verdugo quería «aumentar el sufrimiento» de la víctima

Asimismo, declara probado que el acusado, al propinar con el cuchillo de 20 centímetros de hoja 14 puñaladas en diversas partes del cuerpo de la víctima, «pretendía con ello no sólo la muerte de la que era su pareja, sino también –de forma deliberada, consciente y voluntaria– aumentar el sufrimiento de ella causando heridas dolorosas cuando estaba viva«.

También incide la Audiencia Provincial en que el apuñalamiento se produce en presencia de la hija menor de la pareja, de cinco años de edad, «para aumentar el sufrimiento de la fallecida» y que la pequeña se abalanzó sobre su padre para evitar la agresión.

Como consecuencia de ello, la sentencia apunta que el haber presenciado la muerte violenta de su madre a manos de su padre, le ha generado a la pequeña «un padecimiento moral y psíquico con secuelas psicológicas precisando atención psicológica».

También indica la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Guadalajara que cuando acudió la patrulla de la Guardia Civil al lugar y después de localizar a A.R.L. en compañía de su hija, forcejeó en el momento de la detención con un agente «actuando de manera violenta y agresiva».

Contra la presente sentencia se podrá interponer recurso de apelación ante la Sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de Castilla La Mancha.