José Luis Gil asegura con rotundidad que la obra del hospital de Toledo se adjudicó muy por debajo de su valor y que todo el mundo lo sabía. El líder de CC.OO. en Castilla-La Mancha condena esta práctica como nefasta, porque provoca que haya modificados del proyecto que dan mala imagen a las empresas y a la administración pero, en contra de lo que da a entender el Gobierno Cospedal, está convencido de que no hay irregularidades. Reclama que la obra siga adelante y reprocha al PP que pidiera hospitales cuando estaba en la oposición y se olvide de ellos ahora que ocupa el Gobierno.
La presidenta de Castilla-La Mancha ha puesto dos ejemplos de mala gestión pública. Uno, el hospital de Toledo, con cinco reformados hasta ahora, incluida una caseta de obras por dos millones de euros. Y dos, Geacam, donde hacen falta 30 trabajadores para limpiar una hectárea de monte y en la empresa privada se hace con seis.
Creo que en China lo harían con dos.
No me dirá que aquí las empresas practican la esclavitud. Supongo que es la media en España.
Sería una media de la presidenta del Gobierno. Yo me fío mucho de la profesionalidad de los trabajadores de Geacam, que están tan capacitados como los de cualquier región o empresa. Eso es poner en cuestión la capacidad y la profesionalidad de los trabajadores de Geacam, cosa que me parece irresponsable, porque han demostrado que hacen una labor importantísima limpiando los bosques y apagando los incendios, especialmente en invierno que es cuando se apagan, cosa que igual no saben. Por eso insistimos tanto desde hace años en que debía ser una actividad permanente y lo conseguimos. Esto es un retroceso en derechos laborales y en la conservación de nuestro espacios naturales.
¿Qué opinión tiene sobre la obra del hospital de Toledo? Porque a los sindicatos también les han llegado los testimonios de trabajadores que les han contado que lo que pasa en esa obra no es normal.
El hospital de Toledo, como otras muchas obras públicas tiene un problema de entrada. Espero que algún día tengan coraje para abordarlo y se cambie de una vez por todas esa manía de conceder una obra de esa magnitud por un precio de ejecución que todo el mundo es consciente que es imposible llevarlo a efecto. Cuando se hizo el proyecto todo el mundo lo valoraba en 100 millones de euros más y cuando se adjudica la obra se adjudica por 100 menos. Eso nos lleva a que de una manera inevitable tiene que haber reformados durante la ejecución del proyecto, lo que nos lleva a la conclusión de que se gestiona muy mal el proyecto adjudicado o de que el Gobierno es un manirroto porque adjudica una obra de 200 millones por 300, por poner un ejemplo. Y la imagen que se da es de ineficacia absoluta.
¿Fue una irresponsabilidad adjudicar esa obra en los términos que se hizo al grupo de empresas que se formó?
El grupo es lo de menos.
¿No le consta ningún comportamiento irregular de ningún adjudicatario en esa obra?
Si me constara alguna cosa irregular lo denunciaría en los juzgados. Hemos denunciado asuntos laborales históricamente. No es de recibo que automáticamente se adjudiquen las obras por debajo de su valor, la imagen que se da es nefasta y la gestión también lo es. Dicho esto, el hospital de Toledo era una necesidad, eso todo el mundo lo comparte, y tiene que ser viable. No se pueden reivindicar hospitales antes de las elecciones y después olvidarse de ellos, paralizarlos y, algunos, renunciar a construirlos. Hay que ser coherentes. Yo creo que el de Toledo se hará, más tarde de lo deseable, y habrá que ver cómo se pone en funcionamiento.