En 2017 Cáritas Diocesana de Toledo atendió directamente a 11.138 personas, 4.549 menos -un 28,9 por 100- que en 2016. En cuanto a la cifra de personas beneficiarias -donde se incluye a aquellos ayudados de forma indirecta a través de un familiar o allegado-, ésta ha sido de 32.530, un 18,8 por 100 menos que el año anterior, un descenso que se debe al contexto de recuperación económica. Así se ha puesto de manifiesto durante la presentación de la memoria económica de 2017 de Cáritas Toledo, un acto en el que han estado presentes el arzobispo de Toledo, Braulio Rodríguez, el director de la organización, Antonio Espíldora, y el administrador de la misma, Vicente Yustres.
Esta red de ayudas la han hecho posible 2.098 voluntarios, 83 trabajadores, 141 Cáritas parroquiales, una Cáritas Interparroquial en Talavera y 47 programas activos. En el repaso de la memoria apuntaban que el perfil de la persona que acude a Cáritas es el de alguien de entre 40 y 50 años, desempleado de larga duración y con hijos. También destacaban que la recuperación no está llegando por igual a todos y que los que se están quedando atrás son las familias con más cargas familiares, «lo que contribuye a aumentar las desigualdades».
No sin antes indicar que «lo más importante son las personas», Vicente Yustre daba cuenta del balance de ingresos y gastos de Cáritas Toledo. En cuanto a los primeros, en 2017 estos ascendieron a 3,8 millones de euros, de los cuales 1,9 procedieron de subvenciones y aportaciones privadas y un millón de donativos y colectas. Las fuentes de financiación privada representaron el 59,14 por 100 (2,2 millones) y el 40,86 por 100 las públicas (1,5 millones).
El administrador recordaba que aquellos que hacen donativos pueden desgravarse la mayor parte de esta cantidad en la declaración de la Renta.
[ze_summary text=»Aquellos que hacen donativos pueden desgravarse gran parte en la declaración de la Renta»]Aquellos que hacen donativos pueden desgravarse gran parte en la declaración de la Renta[/ze_summary]Por su parte, los gastos durante el ejercicio anterior se elevaron a 3,9 millones, de los que 2,4 millones fueron para la gestión de proyectos (un 63 por 100) y 880.502 euros a ayudas directas (22 por 100). El programa con mayor inversión fue el de Acogida y Asistencia (905.300 euros), seguido del de Hogar 2000 (826.000 euros) y Personas sin Hogar (596.762 euros).
Proyectos como Vivienda, Mater o los talleres infantiles «apenas reciben financiación pública».
El 2017 ha sido el año de la consolidación del proyecto Mater, que ha atendido a 126 madres y ha registrado 45 nacimientos, y el de Cristianos Perseguidos, enviando un contenedor de ayuda humanitaria a Siria. Igualmente fue el del pistoletazo de salida del proyecto Santa Marta de apoyo y acompañamiento a la mujer en situación de prostitución, un proyecto que ha ayudado a 13 mujeres.
Dentro de sus áreas de actuación, el Programa de Empleo Inclusivo acompañó en 2017 a 679 personas; el proyecto «Cáritas Integra», dedicado a la inmigración, atendió a 650 personas de 29 nacionalidades diferentes; el Programa Diocesano de Vivienda ayudó a 77 familias, interviniendo en 27 procesos de desahucios; el área de Personas sin Hogar atendió a 1.959 personas; 1.480 personas se beneficiaron del Economato del Centro Beato Cardenal Sancho en Toledo, creándose también economatos solidarios en Torrijos y La Puebla de Montalbán; y, por último, el Programa de Reutilización de Ropa Usada recogió 744,4 toneladas, un servicio para el que se está en trámite de una empresa de inserción que creará puestos de trabajo y que se iniciará con la puesta en marcha de una tienda de ropa usada.
Tres líneas estratégicas
Antonio Espíldora ha sido el encargado de comentar las líneas estratégicas que dirigen las acciones de Cáritas Toledo. En primer lugar, se refería a la necesidad de renovar la atención integral. Una vez que se ha suavizado la premura de la crisis, considera que es tiempo de «volver al origen» y acometer las entregas de ayuda «en el marco de un proceso de acompañamiento integral».
La segunda línea estratégica es el «cuidado de la fragilidad», esto es, la atención a las personas desvalidas, los enfermos, los ancianos, los niños, las mujeres, las vidas que están por nacer… En la tercera, la relacionada con empleo y economía social, Espíldora ponía el acento en los talleres de empleo, los cursos laborales, el huerto ecológico, los economatos, el proyecto de Reutilización de Ropa Usada…