María Dolores de Cospedal se encuentra otra vez ante una decisión política que, sea cual sea, cambiará su vida. Ya veremos cómo, cuánto y hacia dónde. Como cuando en mayo de 2006, apenas 10 días después de nacido su hijo, Mariano Rajoy la llamó para pedirla que diera a su destino un giro total. Tenía que dimitir como consejera de Transportes en Madrid y venir a ser la presidenta y candidata del PP en Castilla-La Mancha, un lugar donde nunca habían ganado y donde, a corto plazo, le esperaba una derrota electoral segura.

Ahora vuelve a estar en una encrucijada. De manera imprevista su vida política vuelve a empezar y no está claro el destino siguiente.

En su territorio y rodeada de los más leales

El caso es que la secretaria general del PP y presidenta del partido en Castilla-La Mancha ha elegido su territorio, rodeada de su gente más leal, para dar a conocer su decisión con respecto a presentarse o no en el Congreso Extraordinario que el 21 de julio elegirá al sucesor o sucesora de Mariano Rajoy.

Cospedal ha convocado el martes a la Junta Directiva del PP de CLM para contarles qué va a hacer. De momento ni ha abierto la puerta ni la ha cerrado. Aunque lo que la mayoría cree es que Cospedal no se presentará si Alberto Núñez Feijoo da el paso. Pero sí lo hará si este se queda en Galicia y salta al tablero su rival interna de la última década, Soraya Sáenz de Santamaría, algo que se da casi por seguro en estos momentos.

El PP de Castilla-La Mancha espera instrucciones

Dicen que Cospedal tiene los ojos puestos en Europa como próxima parada y que su escenario favorito sería un acuerdo con Feijoo que permitiese a la exministra de Defensa un amplio margen de maniobra interna, respaldo a la decisión que tome para su futuro político inmediato y el apagón de la carrera de la exvicepresidenta del Gobierno.

Los «populares» de Castilla-La Mancha esperan instrucciones. El descontento y el pesimismo que han ido anidando a medida que avanzaba la legislatura no es ni de lejos una alternativa que tenga que preocupar a Cospedal. Harán lo que ella diga que hay que hacer.

Otra cosa es la organización nacional. ¿Qué puede pasar si se pide opinar sobre varios candidatos a afiliados más entrenados en obedecer que en decidir? El PP, un partido acostumbrado a callar tendrá que hablar y elegir quién sucede a Rajoy, 14 años presidente del partido y expulsado del tablero de la noche a la mañana por Pedro Sánchez, un rival dado por políticamente endeble y con escaso futuro para sus aspiraciones en la Moncloa.

Cospedal mide el terreno palmo a palmo

De momento, ya han saltado a la arena Pablo Casado y José Ramón García Hernández. El PP es un hervidero, una olla que soporta una presión a la que no está acostumbrada. Aún no se sabe qué hará José Manuel García Margallo si definitivamente se lanza Soraya Sáenz de Santamaría. Los gallegos, callados en torno a Feijoo. Y Cospedal midiendo el terreno palmo a palmo.

Recordemos que para ser candidato a presidir el PP solo se necesitan 100 avales de los militantes. El día 23 de junio se inicia la campaña electoral y se vota el 5 de julio.

Quedará proclamado presidente el candidato que supere el 50 por 100 de los votos totales o el 50 por 100 de los votos en 30 de las 60 circunscripciones o gane con al menos 15 puntos sobre el siguiente candidato.

Si no hay nadie en esas circunstancias, los dos más votados en estas «primarias» competirán por el puesto en el Congreso Nacional el 21 de julio, donde quedan en manos de los compromisarios.