«Galicia ha votado, Euskadi también. Y lo han hecho en el primero de los casos votando mayoritariamente al PP, aunque no ha ganado ni un solo voto, sino al contrario ha perdido 130.000, aunque menos que el PSOE y en el segundo al nacionalismo –PNV ha perdido también votos y 3 diputados- . Y lo que es obvio es que en ambos casos se ha castigado duramente a la izquierda que representa el PSOE. La esperanza de que en Galicia se pusiera freno y pie en pared a las políticas de recortes y eliminación de derechos de Rajoy y su Partido se ha esfumado; al contrario estás se han visto reforzadas.
Estas elecciones debieran llevarnos a todos, especialmente a los que nos movemos y pensamos desde la izquierda social y política, a realizar una serie de reflexiones profundas sobre las causas de estos malos resultados, analizando lo que se ha venido haciendo y defendiendo en los últimos tiempos, desde el campo de la izquierda.
La primera sería. ¿porqué la derecha y sus políticas están recibiendo el apoyo mayoritario de los ciudadanos pese a que, como todos sabemos, son los máximos responsables de la crisis económica que venimos sufriendo desde mediados de 2007?. La segunda, debería profundizar en las causas del por qué los ciudadanos están castigando especialmente, de qué manera, al PSOE –lo hicieron en mayo y noviembre de 2011, también lo hicieron aunque en menor medida en Andalucía y lo han hecho nuevamente ahora -. La tercera, debería analizar el porqué ese castigo se extiende más allá del PSOE y afecta a toda la izquierda, ya que globalmente esta no solo está perdiendo poder político, sino también influencia social. La cuarta, sería si todo ello tiene que ver con la realidad de que los ciudadanos, especialmente los de centro izquierda, que un Gobierno socialista, realice políticas económicas propia de la derecha; la quinta habría que situarla en el análisis de las causas del resurgimiento con tanta fuerza de los nacionalismos, tras dos experiencias de gobiernos de coalición muy diferentes tanto en Cataluña como en Euskadi, con el PSOE como eje central de los mismos, y recibiendo este partido un fuerte descalabro electoral en estas comunidades autónomas. La sexta, a nadie se nos debe escapar que la abstención ha superado el 35 por ciento, en unas elecciones como las autonómicas donde la participación suele ser mayor; esta cifra debiera preocuparnos a todos. La séptima, ¿porqué existe este divorcio tan grande entre la ciudadanía y la calle con la clase política?. La octava: ¿pueden los sindicatos por si solos, desde la movilización social confrontar de forma exitosa contra las políticas que se nos vienen imponiendo desde la derecha? Es evidente que no y menos en estos momentos donde también su influencia social ha disminuido.
Estas y otras muchas reflexiones sería necesario realizar de forma, sí serena, pero inmediata. Lo que está claro en esta ocasión es que no se debe ni se puede esperar a que se enfríen las cosas y tampoco vale esperar sentado a que el otro se equivoque o cambie el ciclo electoral para recibir el apoyo ciudadano. Y de todas estas reflexiones deben salir conclusiones claras, contundentes, en la línea de que un nuevo proyecto político se hace necesario, con perfiles nítidos y perfectamente definidos, cercano a las grandes inquietudes y a las grandes preocupaciones de los ciudadanos, capaces de dar solución a temas como el desempleo, la pérdida de derechos laborales, la falta de perspectiva de futuro para nuestra juventud, el sistema fiscal y financiero y en el que la defensa del Estado del Bienestar, de los derechos laborales y sociales sean parte de sus elementos centrales, y todo ello sin olvidar que se hace necesario un cambio en la forma de hacer política y en el que un nuevo liderazgo, sin las rémoras del pasado reciente, sea capaz ilusionar y conectar con la inmensa mayoría de los ciudadanos.
Para ello, la izquierda en su conjunto, tanto política como social, se tiene que abrir en canal, pero no para autodestruirse, sino para alumbrar algo nuevo, si queremos que ésta intervenga de forma activa y positiva en la sociedad del futuro».
Juan Antonio Mata Marfil, ex secretario regional de CCOO y ex presidente del Consejo Económico y Social (CES).