Después de Extremadura y Asturias, Castilla-La Mancha fue en 2017 la tercer región en la que más creció el presupuesto destinado a la sanidad, un ranking en el que -según ponía de manifiesto el consejero del ramo, Jesús Fernández Sanz– nuestra comunidad debería estar en el segundo puesto ya que en Extremadura la sanidad se gestiona junto a otros ámbitos como el de bienestar social y la vivienda.
El consejero ha informado hoy al Consejo de Gobierno de los tres últimos años de actividad sanitaria, de los que destacaba los 2.715.000.000 euros que el Ejecutivo destinará en 2018 a este campo, lo que representa «el mayor techo de gasto», «con mucha diferencia respecto a los ejercicios gestionados por el Partido Popular».
Castilla-La Mancha también ha llegado a su techo en cuanto a plantilla del Sescam, cerrando 2017 con 25.409 profesionales, una cifra que al final del presente ejercicio se espera que llegue a los 45.800.
En ese pormenorizado análisis de datos ofrecido por Fernández Sanz en rueda de prensa, es significativa la inversión en tecnología, de 21,5 millones de euros entre 2016 y 2018, «frente a los 8,7 millones entre 2012 y 2015», apuntaba; las 4.200 camas abiertas en el primer semestre de 2017, frente a las cifras de otros años que no superan las 4.000; las 89.500 altas en hospitales en 2018, frente a las 85.000 de 2015; las 95.797 horas de quirófano en 2018, frente a las 92.877 de 2013… En este sentido, el objetivo que se plantea la consejería que dirige pasa por «estabilizar la actividad» -también en Urgencias- para, de esta forma, hacer que las intervenciones urgentes se reduzcan lo máximo posible.
El castellanomanchego acude a la Atención Primaria una media de 10,5 veces al año
En Atención Primaria, durante el primer semestre de 2018, se han contabilizado 10,5 millones de consultas programadas, 95.000 consultas al día, lo que representa que cada ciudadano acude al médico a estos servicios una media de 10,5 veces. Aunque en 2017 y 2018 se han mantenido las consultas con los médicos de familia, enfermeros y pediatras, sí han crecido las cirugías menores, las citologías, los electrocardiogramas… aliviando así la actividad en los hospitales y urgencias.
El consejero de Sanidad ponía de manifiesto que el 35,5 por 100 de la población es población sana, mientras que el 43 por 100 tiene una patología aguda. El resto, el 21 por 100, padece una patología crónica y, de ese 21 por 100, la Atención Primaria se ocupa del 75 por 100.
Listas de espera: «Hay que remontarse nueve años atrás para encontrar datos similares»
Fernández Sanz ha ofrecido los datos de la lista de espera del mes de junio, siendo de 90.020 personas en 2018, frente a las 90.365 de 2017. «Desde 2017 estas listas están por debajo de los 100.00 pacientes» y «hay que remontarse nueve años atrás para encontrar estadísticas similares», destacaba el consejero, quien también comparaba estos números con los de 2013, con la época Cospedal, momento en el que llegó a haber 171.570 personas esperando.
«También se ha dado un salto cualitativo en cuanto a los días de espera», ya sea en intervenciones quirúrgicas, como en consultas o pruebas diagnósticas.
Compromisos para 2018: una tarjeta para personas con discapacidad
Entre los compromisos indicados por Fernández Sanz de cara al presente ejercicio, destaca la tarjeta para personas con discapacidad que está a punto de sacar su departamento, una tarjeta en la que ha actuado en colaboración con Cermi y con la que se pretende evitar las esperas para estos pacientes. La estrategia de prevención de obesidad infantil, la estrategia de seguridad del paciente, el Plan de Salud 2018-2025, el Plan de Salud Mental; las nuevas categorías de enfermería; la nueva oferta de empleo público del Sescam; la renovación tecnológica: o el decreto de segunda opinión médica son otros de los aspectos aportados de cara a los retos de 2018.
En términos generales, de estos tres años de actividad sanitaria del Gobierno de Emiliano García-Page ponía en valor la recuperación del diálogo social y la recuperación de los derechos profesionales. Igualmente, el que haya más recursos humanos, más estables y más sustituciones; también más recursos materiales, más tecnología sanitaria y digital y un trabajo en red; y, por último, el que se haya incorporado el paciente al proceso, con la consiguiente humanización de la sanidad.