Cuando se unen el arte y la historia… Y sobre todo en una ciudad como Toledo, que no deja de ser una gran caja de sorpresas. Hasta el gran poeta Gustavo Adolfo Bécquer ha vuelto a aparecer, ya que una firma suya, realizada con grafito, se ha localizado, junto a otras, en el transcurso de la intervención llevada a cabo para restaurar la portada de la iglesia de San Clemente, en la ciudad de Toledo, tal y como ha anunciado la Junta de Comunidades.

El consejero de Educación, Cultura y Deportes, Ángel Felpeto; junto al viceconsejero de Cultura, Jesús Carrascosa, visitaron hace unos días el convento para comprobar cómo había quedado la restitución del tambor de una columna que habían robado hace tiempo y la conservación del resto de elementos. La obra ha sido financiada por el Centro de Restauración de Castilla-La Mancha.

Y en esas estaban cuando apareció… Bécquer

La actuación la ha llevado a cabo la empresa Alcaén Restaura y tenía dos objetivos muy claros: uno, la restitución del tambor de la columna derecha de la portada, que desapareció en 2015; y dos, la realización de una conservación curativa de todos los elementos, consolidando y limpiando el material pétreo.

Una intervención «que ha sido muy respetuosa con el elemento patrimonial», ya que se ha tenido especial cuidado en conservar todas las pátinas, además de la identificación y mantenimiento de los restos de anteriores intervenciones de restauraciones.

Y en esa estaban cuando se localizó la rúbrica del genial poeta…

Fue en la segunda mitad del siglo XIX cuando Bécquer se trasladó a Toledo coincidiendo con la revolución de 1868. Hasta la capital regional llegó con su hermano Valeriano y fue aquí precisamente donde acabó de reconstruir el manuscrito de sus famosas «Rimas». Y es que la historia del poeta con T0ledo tiene su aquel…

Iglesia de San Clemente cuya cabecera es de Alonso de Covarrubias

Una iglesia cuya cabecera es obra de Alonso de Covarrubias, tiene una nave, muros enlucidos y decorados con pinturas murales sobre pasajes evangélicos. Tiene dos portadas, la primera, de acceso al convento y otra a la iglesia. Esta última es posterior a la primera, con un cuerpo de vano adintelado entre dos columnas con capiteles jónicos y un escudo.