Un Camino de Santiago en el que «estar incluidos en la sociedad como el resto de la gente». Eso es lo que realizaron 39 personas, cerca de la mitad con discapacidad, durante la última semana de julio. Es el viaje de Plena Inclusión Castilla-La Mancha en el que buscaban llevar a cabo un «camino completamente normalizado», tal y como cuenta a encastillalamancha.es Daniel Collado, director gerente de Plena Inclusión.
Y lo han ejecutando durmiendo en «albergues normalizados, sin especialización«, puesto que el objetivo era que «pudiésemos vivir la experiencia del Camino de Santiago como si fuésemos uno más. Sin necesidad de que se nos atendiera de una manera especial por la situación de la discapacidad», dice Collado.
Comenzaron el viaje el domingo 22 y llegaron a Santiago el viernes. El sábado lo tuvieron libre para disfrutarlo por la ciudad y pudieron gozar de las fiestas en honor a Santiago, cuyo día es el 25, pero que se expendieron a lo largo de la semana. Además, tuvieron la suerte de que se acababa de inaugurar el Pórtico de la Gloria, «una experiencia muy, muy especial», reconoce Collado.
Personas externas que comparten unos días con las personas con discapacidad
El grupo castellano-manchego en el Camino de Santiago no solo lo integraban personas con discapacidad, trabajadores y voluntarios de Plena Inclusión, también marcharon con ellos personas que nada tiene que ver con la asociación y que se apuntaron a vivir la experiencia con ellos.
Porque lo que quería Plena Inclusión es que «la gente nos conociera, que pudiera estar con nosotros y saber cómo son las personas con discapacidad», puesto que lo que no querían es que viniesen con el propósito de «ayudarnos o echarnos una mano, no buscábamos ningún tipo de ayuda o de caridad».
La única ayuda con la que contaban era un autobús de apoyo por si alguien sufría algún percance, pero según explica el director gerente, esto no fue necesario porque «prácticamente todo el mundo ha aguantado perfectamente«, y eso que contaron con etapas tan duras como el día que realizaron la friolera de 29 kilómetros.
Si duda una genial experiencia a la que desde Plena Inclusión invitan a participar para poder seguir normalizando y poder conocer mejor a las personas con discapacidad.