En la buhardilla de un chalet de Pepino se escondía un plantación de marihuana con 380 plantas. El olor que emanaba del interior y el ruido que producían los motores de los aires acondicionados, que estaban encendidos las 24 horas del día, fueron la clave para terminar de cerciorar que en el interior de ese chalet se estaba cultivando marihuana.
Pero las pesquisas de los agentes comenzaron tiempo atrás. Los investigadores Policía Nacional se percataron de que el hombre detenido era un cliente habitual de las tiendas de cultivo de marihuana (grow shop), y solía acudir a ellas para adquirir garrafas de fertilizantes, sacos de sustratos, y otros productos.
Posteriormente fue cuando los agentes constataron dónde se dirigía esta persona, que era el chalet en el que se encontró la marihuana y del que salía un fuerte olor a marihuana y que había ruido 24 horas al día por los aires acondicionados que tenía encendidos.
Finalmente la Policía registró el chalet en Pepino y desmanteló el laboratorio con hasta
, además de detener al presunto autor de los hechos.