La exposición que el Museo de Santa Cruz de Toledo mantiene abierta hasta el 16 de septiembre ha sacado a la luz una pequeñísima parte de los fondos arqueológicos del museo y ha permitido regresar a las casas de los toledanos de los siglos XV y XVI: a sus fogones, sus juegos y su vida cotidiana.
Lo interesante de la exposición «De puertas para adentro» es que las piezas expuestas han sido halladas en las reformas y rehabilitaciones llevadas a cabo en casas toledanas en las últimas décadas, desde mediados de los años 90, sobre todo.
Por ejemplo, en las obras del número 2 de la calle Corredorcillo de San Bartolomé o en el número 5 de la calle de la Sal, o en las del antiguo Hotel del Lino (en la calle de la Plata); todas han dejado una estela de objetos de uso común que ahora han revivido gracias a esta exposición.
«Es una mínima parte, pero al menos se puede ver algo de lo que tenemos en los almacenes. La gente no imagina la cantidad de arqueología, de materiales con muchísimo interés que tenemos en los almacenes», explica durante el recorrido por la exposición Jaime Gallardo, técnico del museo y colaborador en la muestra.
De lo hallado en el Corredorcillo de San Bartolomé se expone un juguete de madera, una bola y un espléndido peine de madera del siglo XVI, una «pieza única», que no aparenta tener cuatro siglos, apunta Gallardo.
En la calle de la Sal hubo una tienda de alfarería, de ahí la riqueza de piezas que se han encontrado en su excavación, desde unas canicas de barro (siglo XV) hasta unos cangilones, que eran los recipientes de las norias que subían agua al casco de la ciudad.
Además, en las tenerías que había junto al río Tajo se encontró otro juguete, un pito de agua, y en las excavaciones del antiguo Hotel del Lino apareció un tintero de barro vidriado que también está expuesto.
En una vitrina, un cucharón de madera que aún parece transmitir olores de los guisos de antaño; en otra, una escudilla; más allá, una alcancía (hoy lo llamamos hucha); acá, un jarro para el vino y un puchero; allá, unos documentos hallados en el número 11 de la calle de Santa Úrsula.
[ze_summary text=»En las excavaciones del antiguo Hotel del Lino apareció un tintero de barro vidriado»]En las excavaciones del antiguo Hotel del Lino apareció un tintero de barro vidriado[/ze_summary]Todos son objetos de la vida cotidiana de aquellos toledanos, encontrados en las viviendas en las que fueron utilizados.
La exposición sugiere cómo transcurría el tiempo en aquellas casas y muestra cómo, por ejemplo, se reunían las mujeres en el «estrado», sobre cojines siguiendo la tradición morisca, para hablar, enseñar a sus hijas a bordar, recibir visitas o pasar el duelo.
La exposición «De puertas para adentro» busca dar a conocer la distribución de las viviendas y las funciones de cada estancia en la España de los siglos XV y XVI, cuando ya había finalizado al-Andalus y confluían comunidades de mudéjares y moriscos con cristianos viejos.
Comisariada por Elena Díez (Universidad de Granada) como investigadora principal, la exposición estuvo en Málaga entre finales de 2017 y comienzos de este año, y después de Toledo -donde se clausurará el 16 de septiembre- viajará a Jaén.
En cada ciudad, la exposición se nutre con elementos propios de sus excavaciones y, en Toledo, el investigador francés Jean Passini se ha unido al comisariado en la labor de desempolvar una parte de los numerosos fondos, muchos desconocidos, que tiene el Museo de Santa Cruz.
«Lo más interesante es que todo procede de excavaciones arqueológicas», y que son las piezas que los toledanos de siglos atrás usaron para guisar, preparar, conservar, almacenar, comunicarse, vestir o jugar, sostiene Gallardo.