En la segunda jornada del juicio contra el profesor talaverano Guillermo L.G.H., de 56 años, acusado de provocar un accidente de tráfico con tres víctimas mortales en la A-5, éste ha pedido perdón a la familia de las víctimas. Por su parte, la perito ha señalado que, con la tasa de alcohol que tenía el acusado, pudo acceder a la autovía sin percatarse de que iba en sentido contrario.
La perito que compareció en el juicio contra el profesor talaverano Guillermo L.G.H., de 56 años, acusado de provocar un accidente de tráfico con tres víctimas mortales en la A-5, a la altura de Maqueda, ha dicho que una persona con la tasa de alcohol que tenía el acusado pudo acceder a la autovía sin percatarse de que iba en sentido contrario.
La médico forense Mónica Casillas puso de manifiesto que «entra dentro de lo posible» que un conductor con una tasa de alcohol como la que llevaba el profesor kamikaze -2,46 gramos por litro de sangre, casi cinco veces más de lo permitido, que es del 0,5- saliera a la autovía sin enterarse de que iba en sentido contrario, tal y como sostiene el abogado defensor, Alejandro Bermúdez.
La perito ha explicado al jurado popular que con carácter general a partir de una tasa de 1,8 gramos de alcohol por litro de sangre lo normal es que produzca confusión, desorientación, descoordinación motora, falta de reflejos y fallos en el cálculo de las distancias.
No obstante, la perito ha insistido en que la incidencia del alcohol en la persona depende de varios factores, entre ellos el grado de tolerancia y de si se está o no habituado a la ingesta de bebidas alcohólicas.
Pero, según ha quedado patente a lo largo de dos sesiones de vista oral, el acusado estaba en tratamiento para dejar la bebida y además, la tasa de alcoholemia que debía tener cuando provocó el accidente sería mayor que tres horas después cuando ya estaba en «fase de eliminación».
Una persona no habituada a la bebida con el grado de alcohol en sangre como la que tenía el inculpado difícilmente sería capaz de ponerse, incluso, al volante, según la médico forense que avaló el informe elaborado por otra compañera que no pudo acudir al juicio por estar de baja maternal.
Durante la jornada comparecieron una decena de testigos, guardias civiles que acudieron al lugar del accidente y conductores que se toparon con el conductor kamikaze que iba en sentido Madrid por los carriles de la A-5 que conducen a Badajoz y que tuvieron que hacer maniobras evasivas para esquivar el Ford Mondeo antes de que colisionara con el Ford Laguna en el que iban los fallecidos.
El impacto del choque frontal provocó la muerte en el acto de un matrimonio de recién jubilados, Santiago Navarro y Milagros Buitrago, de 68 y 67 años, y la de su nieto Miguel Ángel de tres, que mañana hubiera cumplido ocho años.
Pero, mañana, en vez de estar celebrando el cumpleaños de Miguel Ángel los padres del pequeño estarán en la Audiencia de Toledo esperando el veredicto del jurado, ha lamentado, en declaraciones a Efe, el padre del niño fallecido, Ángel Peralta, que junto a su mujer, Mónica (hija del malogrado matrimonio), acudieron a la Audiencia de Toledo a seguir la vista oral.
En el juicio también se ha podido escuchar como se enteraron los padres del niño del fatal accidente ocurrido a la altura del kilómetro 73,800 de la A-5, a la altura del castillo de Maqueda.
Así, uno de los guardias civiles que acudieron al lugar del siniestro ha explicado en el juicio con jurado popular que sonó el teléfono móvil del conductor fallecido y que él atendió la llamada, que era de la hija del finado, a la que tuvo que comunicar lo que acababa de pasar.
Tanto la fiscal como la letrada de la acusación particular solicitan quince años de prisión por un delito de conducción temeraria con «consciente desprecio para la vida de los demás», en concurso con tres delitos de homicidio, mientras que la defensa considera que se trata de un homicidio imprudente, por lo que pide dos años y medio de cárcel.
Mientras que las acusaciones consideran que Guillermo se puso a conducir aún siendo consciente del peligro que ello tenía, la defensa insiste en que el acusado tenía sus facultades «absolutamente mermadas» por el alcohol.
Antes de que el caso pase mañana a la deliberación del jurado, el acusado ha pedido «perdón» a la familia de los fallecidos y aunque se ha confesado culpable del accidente no fue en ningún caso intencionado. «No se como entré en la autovía; no sentí ni el golpe», ha dicho el profesor kamikaze.