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viernes, 22 de noviembre de 2024
Abellán. Padilla y Jesulín saliendo a hombros de la Plaza de Toros de Cuenca.
Miguel Abellán, Juan José Padilla y Jesulín salieron a hombros de la plaza de toros de Cuenca, en la corrida que supuso la vuelta al ruedo del de Ubrique tras varios años apartado. Foto - @MaxiToroSL
No descarta volver dentro de dos años - 20 agosto 2018

Jesús Janeiro «Jesulín de Ubrique» saldó con dos orejas su triunfal reaparición de luces en Cuenca, una tarde en la que el público respondió y se lo pasó también en grande con las entregadas actuaciones de Juan José Padilla y Miguel Abellán, que también salieron a hombros.

Más allá de la trascendencia taurina, la tarde de hoy en Cuenca tenía un cariz emotivo y, sobre todo, nostálgico. Volvía Jesulín de Ubrique, uno de los referentes del toreo de los 90, un ídolo de masas sobre el que giraban prácticamente todas las ferias, porque solo con su reclamo el éxito en la taquilla estaba asegurado.


La gente enloqueció con él, sobre todo el gran público; las televisiones andaban a la guerra para retransmitir cada corrida en la que estuviera anunciado. Y es que su accesibilidad para el aficionado, su desparpajo, simpatía e, incluso, inocencia cada vez que salía en cualquier programa hicieron de él un ser muy querido, muy admirado, pero también criticado por los más estrictos.

Porque Jesulín fue un torero muy técnico, de un extraordinario sentido el temple; pero antes, cuando aún era novillero, su estilo se mezclaba también con lo tremendista, pues lo mismo le daba por darle la espalda al toro en un desplante que se metía un pitón en la boca, alardes que despertaron halagos y críticas a partes iguales.

La fama le catapultó a lo más alto, pero también le llegó a condenar, sobre todo en su vida privada, continuamente perseguida por los medios del corazón, agolpados también hoy en los aledaños del coso de Chicuelo II para dar notoriedad a una corrida que, más allá de esta sonada reaparición, traía también otros alicientes.

Porque llegaba también en Cuenca «el pirata» Juan José Padilla, otro de los toreros más mediáticos de la actualidad, y otro viejo rockero como Miguel Abellán, encargado de sustituir a última hora al lesionado Cayetano.

La gente respondió. No se sabe si al reclamo de Jesulín, o no, porque cabe destacar que la de Cuenca es una feria que goza de muy buena salud.

El gran trabajo de Maximimo Pérez ha convertido este serial en unos de los puntales del mes de agosto, una plaza que suele llenar de media los tres cuartos del aforo. O más. Como el caso de hoy, que se cubrieron prácticamente las 8.300 localidades del coso conquense.

Jesulín firmó una actuación inmaculada y muy templada al nobilísimo toro que abrió plaza, al que toreó con mucha limpieza y seguridad por el derecho en una labor en la que sobresalió una serie de molinetes a cámara lenta. La buena estocada le granjeó las dos orejas.

Igual de pulcro y de sereno se mostró con el cuarto. Como si no hubieran pasado los años. Hubo muletazos muy buenos y muy cadenciosos sobre la diestra a otro toro manejable. Qué grata impresión dejó. Muy digno. Se le vio disfrutar, tanto que hasta sonó el aviso antes de montar la espada. Como si no quiera que aquello acabase. Lástima que los aceros le hicieran perder premio.

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Padilla también salió triunfador con dos actuaciones de corte muy similar. Puro show. Tanto en el segundo como en el quinto no faltaron capotazos y banderillas de todo tipo, y dos faenas de muleta repletas de alardes y «efectos especiales» que entusiasmaron a unos tendidos entregadísimos con él. Paseó las dos orejas de su primero, mientras que el fallo a espadas le privó de tocar pelo en el otro.

Abellán también salió a por todas en su primero, un toro noble pero más medido de fuerzas que sus hermanos. El madrileño, muy variado con el percal, se vació en una faena plena de torería y en la que brilló sobre todo al natural. Buena estocada y dos orejas.

El sexto, atrancadito de atrás, le faltó clase y le sobró genio. Abellán volvió a mostrarse muy dispuesto para tratar de solventar la papeleta, no sin pasar algún que otro momento de apuro.

Ficha del festejo

Toros de Román Sorando, de armónicas y parejas hechuras, cómodos y, lo que es mejor, muy nobles y manejables en conjunto. El bruto y desclasado sexto, el único que desentonó.

Jesús Janeiro «Jesulín de Ubrique», de azul rey y oro: estocada (dos orejas); y pinchazo hondo (aviso y ovación tras petición).

Juan José Padilla, de caldera y oro: estocada contraria (dos orejas); y pinchazo, casi entera tendida y tres descabellos (ovación).

Miguel Abellán, que sustituía a Cayetano, de ciruela y plata: estocada (dos orejas); y casi entera atravesada y dos descabellos (silencio).

En cuadrillas, el «tercero» de Jesulín, Tomás Loreto «Tomate de Jerez», clavó dos pares extraordinarios al primero y cuarto.

La plaza registró rozó el lleno en los tendidos.

Jesulín deja la puerta abierta a volver a torear

El diestro Jesulín de Ubrique ha dejado la puerta abierta a volver a torear de nuevo dentro de dos años, en Ronda (Málaga), tras su reaparición hoy vestido de luces en la plaza de toros de Cuenca, donde ha cortado dos orejas y ha salido por la puerta grande.

Así lo ha indicado Jesús Janeiro «Jesulín de Ubrique» en la rueda de prensa que ha ofrecido esta noche en la plaza, vestido de luces, de azul rey y oro, tras su reaparición en el albero de Cuenca después de ocho años, y con un público entregado.

El torero ha explicado que en 2020 se cumplirán treinta años desde que tomó la alternativa, y que para entonces quiere hacer «algo bonito y especial», dado que no hizo nada cuando se cumplió el cuarto de siglo.

Según ha relatado, esa tarde le gustaría que le acompañaran, por lo que representan por su vinculación con su trayectoria profesional, Juan Antonio Ruiz Espartaco (a quien ya le ha propuesto la idea) y Francisco Rivera Ordóñez, en una corrida Goyesca en la plaza de Ronda.

Entre bromas, ha señalado que de Ronda no le importaría volver de nuevo a Cuenca, una ciudad «maravillosa», a la que ha llegado con «ambición, ilusionado y mentalizado».

A sus 44 años ha recordado, al principio de su intervención, que hacía ocho que no se ponía delante de los toros, lo que le ha conllevado mucho esfuerzo y trabajo.

En ese momento, y preguntado por si volvería a torear, ha agregado que «hoy y no más», consciente de la preocupación que su retorno ha generado en su entorno, según ha dicho.

Sobre la decisión de reaparecer el Cuenca, el diestro ha señalado que le gustaba el escenario, dado que la ciudad es muy «torerista», si bien ha destacado que también tiene un empresario «muy innovador», que a la vez respeta las tradiciones, en referencia a Maximino Pérez.

Ha agradecido además la respuesta del público por cómo le ha arropado, y ha resaltado el hecho de poder compartir tarde con Juan José Padilla y Miguel Abellán, con quienes ha completado una triple puerta grande.

Sobre los toros ha opinado que se esperaba «un poco más de ellos», y que si tuviera que elegir alguno, se quedaría con el segundo de la tarde.

Asimismo, ha insistido en que es necesario acercar el mundo del toro a la gente, hacerlo más accesible porque los sectores antitaurinos «poco a poco» van ganando terreno.

«Ojalá tuviera yo 25 años menos», ha manifestado en tono jocoso y entre aplausos de aficionados y numerosos medios de comunicación que han cubierto la rueda de prensa, en la que se le ha hecho entrega de un colorido retrato, como recuerdo de la ciudad.

A la salida, decenas de aficionados le esperaban, algunos al grito de «guapo», mientras accedía a instantáneas y autógrafos ya subido en la furgoneta camino del hotel en el que se aloja.

 

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