Hoy lunes 27 los despachos públicos volverán a llenarse y los pasillos de los inmuebles que albergan instituciones y partidos regresarán a su imagen habitual de superpoblación de gente que viene y va de un lado para otro como si no hubiera un mañana. El calendario marca que en 9 meses se celebran elecciones autonómicas y municipales, así que… Ha empezado la irreversible cuenta atrás.
Los pasillos y las gentes son los mismos que antes del verano, pero esta vez un nuevo sentimiento se refleja en su rictus, el pánico. Y llega para quedarse hasta el 26 de mayo de 2019. El pánico a perder las elecciones se apodera de todo y marca los hechos, las palabras y los gestos de los que dependen de ellas, ya sean actores principales, secundarios, antagonistas o meros figurantes.
Afortunadamente, no todos responden igual al pánico. Y desgraciadamente, la mayoría lo hace mal. Esa especie de neurosis emocional que se adueña de estos últimos resulta incomprensible para los ciudadanos e insoportable. Aunque estén acostumbrarlos a verlo casi todos los años en un país que va a las urnas continuamente.
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El caso es que desde hoy y hasta el día en que se celebren las elecciones habrá que acostumbrarse a un curso político lleno de nervios, prisas y pánico.
Y es que, además, las encuestas de hoy pueden no tener nada que ver con la de mañana. Y para dentro de nueves meses…
Ya no vale solo con ganar las elecciones
No es que las cosas no tengan lógica, que la tienen. Ni que no haya pronósticos, que los hay. Es que con un tablero político tan agitado como el español ya no vale con ganar las elecciones, sino que hay que esperar a ver cómo quedan, al menos los otros tres actores principales.
Ahora es imposible saber que vas a gobernar hasta que contados todos los votos se sabe qué pactos son posibles y, sobre todo, cuáles son imposibles matemáticamente. Porque políticamente ya hemos visto casi de todo.
Si como en el caso de Castilla-La Mancha tienes un parlamento raquítico de solo 33 escaños para repartir entre cuatro partidos, una décima arriba o abajo mueve un escaño y puede acabar con las esperanzas de gobierno de un partido y de una posible coalición de fuerzas.
Varios cientos de votos impidieron a Ciudadanos obtener un escaño en la provincia de Toledo en las elecciones autonómicas de 2015, aquellas en las que María Dolores de Cospedal ganó las urnas y perdió el poder.
¡Un puñado de votos en un censo de 500.000 electores! Décimas. Ese escaño hubiera posibilitado un pacto PP-Ciudadanos y mantenido en la Junta a Cospedal.
Pero la aritmética solo daba una posibilidad: PSOE más Podemos. Así fue. Y así llegaremos al final de la legislatura.
También podría pasar dentro de nueve meses que Ciudadanos pueda elegir con quién gobierna y a quién hace presidente. Incluso que varíe de criterio a lo largo de la futura legislatura… Que empiecen con uno y acaben con otro. Y eso solo se sabrá al final de la noche, cuando se haya contado hasta al última papeleta. Puede que incluso haya que esperar al recuento del voto de los emigrantes, varios días después.
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