Los nueve fueron detenidos por ser los presuntos autores de 67 delitos de robo con fuerza en las cosas, 67, y según la Guardia Civil formaban, junto con otros cinco que se supone que están en su país de origen, Rumanía, un grupo criminal perfectamente organizado.
Bien, pues tal y como ha confirmado el subdelegado del Gobierno en Toledo, José Julián Gregorio, todos se encuentran en estos momentos en libertad con cargos, que fue lo que dictaminó el titular del Juzgado número 2 de Talavera, que es quien instruye las diligencias.
Los nueve individuos, todos rumanos (sólo hay una mujer en el grupo), actuaron en las provincias de Toledo, Ciudad Real, Madrid, Burgos, Segovia, Granada y Orense; y la operación «Cruz Verde» la llevaron a cabo las unidades orgánicas de la Policía Judicial de la Guardia Civil de Toledo y Segovia. La banda se dedicaba a robar tanto en farmacias como en establecimientos hosteleros y durante los registros en varios domicilios, uno de ellos en Illescas, se incautaron de cuatro pistolas, dinero, material audiovisual y productos farmacéuticos.
La investigadión comenzó en abril, después del robo cometido en la farmacia de la localidad toledana de Calzada de Oropesa. Tras el estudio pertinente se llegó a la conclusión de que había sido por el mismo método que otros 17 delitos de robo con fuerza en las coss que se habían cometido en farmacias de la provincia.
Por lo general, para cometer los robos quedaban en la localidad madrileña de Fuenlabrada y en un coche se metían cuatro o cinco de estas personas. Circulaban por autovías y una vez elegido el pueblo, el conductor se quedaba vigilando y el resto entraba en la farmacia o en el establecimiento hostelero bien forzando la puerta, la ventana o escalando por el edificio.
Robaban, sobre todo, dinero, pero el material lo vendían lo más rápidamente posible para deshacerse cuanto antes del botín y dejar cuantas menos pistas mejor. Siempre actuaban entre las 22 y las 24 horas e iban vestidos con ropa suficiente como para que nadie les pudiera identificar.
De los 67 delitos cometidos, unos 30 se produjeron en Castilla-La Mancha, 17 en farmacias de pueblos de Toledo, otros 10 en farmacias de pueblos de Ciudad Real y el resto en cuatro o cinco establecimientos hosteleros.