viernes, 22 de noviembre de 2024
La de un represaliado castellanomanchego - 19 septiembre 2018 - Guadalajara

El Grupo para la Recuperación de la Memoria Histórica impulsa en Valencia la exhumación del represaliado castellanomanchego Mariano Vicente Vicente, localizado en una fosa común de esa ciudad y que podría ser el primero que se investiga como víctima de una supuesta trama de desaparición de personas en la posguerra y el franquismo.

Una exhumación que podría ser especial

Así lo ha puesto de manifiesto el portavoz del GRMH en la Comunitat Valenciana, Matías Alonso, que ha explicado que lo que hace «especial» del caso de este alguacil socialista de Val de San García, una pedanía alcarreña de Cifuentes, es que no era un fusilado sino que la hipótesis es que se podría estar «ante una trama de desaparición de personas».


Alonso, junto a la sobrina nieta de Mariano, Asunción Vicente, y su marido, Juan José Plaza, se ha reunido este miércoles con el delegado del Gobierno en la Comunitat Valenciana, Juan Carlos Fulgencio, para exponer su caso y pedir ayuda y colaboración a fin de tramitar la exhumación de su familiar, que estuvo en una prisión de Zaragoza antes de morir en Valencia.

Mariano Vicente fue detenido en abril de 1939, tras el final de la Guerra Civil, lo que hace suponer a Alonso que «era uno de los primeros objetivos porque simplemente era el alguacil del pueblo y socialista, y buscaban antes a los de la idea que a los del fusil».

Fue condenado a seis años y un día de trabajos forzados y trasladado a la cárcel de Quintos (Zaragoza), donde supuestamente, según ha documentado la familia, quedó libre en julio de 1941 y enviado a Valencia a una dirección sin viviendas del Jardín Botánico.

A los siete días, la policía lo encontró en la calle «en un estado lamentable», según ha explicado Asunción, y lo ingresaron en el Hospital Provincial de Valencia, donde falleció el 20 de diciembre, según el certificado de defunción del centro hospitalario, por una enfermedad en la cadera, y según el del cementerio, «por desnutrición extrema».

«Nos extraña que nunca comunicara la buena noticia de que lo habían puesto en libertad y lo habían mandado a Valencia porque no le dejaban acercarse al pueblo», ha apuntado su sobrina nieta, quien cree que fue torturado y lo vieron tan mal que lo mandaron a Valencia «a morir».

Mariano Vicente pedía a la familia alpargatas, jabón o mantas pero tras ser excarcelado a la familia «nunca» le llegó información de su liberación y él «nunca más escribió cartas», y ha señalado que no consta que él pidiera la libertad condicional como sucedía habitualmente.

«La familia se enteró porque al no presentarse en la cárcel de Valencia, la Guardia Civil fue a su casa del pueblo a preguntar por él», ha añadido, antes de recordar que su abuelo contrató un abogado para buscarlo e incluso puso un anuncio en RNE por desaparecido.

Según Alonso, «junto con Mariano esos días ingresaron 30 iguales» y su «hipótesis no es que lo recogieron en la calle sino que lo trajeron directamente», y se ha preguntado si en un hospital «puede haber una persona cinco meses ingresada, que no escriba una sola carta y que muera de hambre».

«Son demasiadas cosas que no casan. Habría que investigar cuántos marianos vicentes más hay en España», ha instado para explicar que su cuerpo está «perfectamente localizado en el cementerio de Valencia, en la sección décima, una de las seis fosas comunes que se intentó destruir», donde fue enterrado el día de Nochebuena de 1941 «muerto por hambre».

La familia ha visitado hoy la fosa donde está su familiar, en la que no había ninguna señal de que allí hubiera nadie enterrado y que ahora luce, sobre una piedra, una placa en su memoria.

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