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viernes, 22 de noviembre de 2024
El procés ya huele fétido - 01 octubre 2018 - Castilla-La Mancha
César del Río César del Río

No me gustaría ser un catalán constitucionalista con residencia en Barcelona o cualquier población con sueños independentistas ni el 1 de octubre ni en estos últimos tiempos en los que la sinrazón de quienes no se sienten españoles se salta a la torera, por ovarios o cojones, la tan cacareada máxima de la libertad de expresión o de pensamiento. Porque sí, a cualquier español que ve desde lejos lo que lleva sucediendo en Cataluña en los últimos cuatro años, por marcar una fecha de salida, le repatea todo lo que vemos, escuchamos o sentimos, pero el que es español, se siente como tal y vive allí… Ufffff… Salir a la calle a diario y respirar odio porque sí, pues no ha de ser plato de buen gusto.

Cataluña, donde el ambiente ya es fétido

Los nacionalismos son excluyentes por definición. Y si no, miren a nuestro alrededor, dense una vuelta por la Europa de las últimas décadas y verán. Pero el nacionalismo impuesto, que no ha existido nunca en ningún libro de Geografía, y menos de Historia, es un canto a la estulticia. Protegido, exacerbado, dirigido y animado por políticos nacionalistas, que tiene gracia la cosa. Los primeros que deben cumplir las leyes se las saltan y van de mártires por la vida, jalean a la afición y… La ignorancia hace el resto.


Mientras los catalanes españoles tienen que aguantar chanzas, insultos e incluso agresiones solo porque quieren y tienen el derecho de serlo.

Mucho me temo que negociar es la única salida viable, aunque ellos no quieran. El nacionalismo tiene un fin último, que es la independencia, y en España hasta ahora se han producido dos ejemplos muy claros de lo que significa: en el País Vasco ya sabemos qué sucedió, con más de 3.000 atentados y casi 900 muertos. No lo consiguieron y el listón de presión ha bajado de forma considerable y ya no se mata por pensar de forma distinta. Y en Cataluña (ojo, que no estoy comparándolo en la forma con el proceso armado de ETA y sus secuaces) el ambiente que se respira empieza a tornar fétido. Con insultos y agresiones en las calles, con imágenes de televisión que nos llevan al siglo pasado y con la idea de que o comulgas con ellos, con los radicales independentistas, o alguna hostia te llevas.

Frente a ellos, los españoles que viven en su tierra. A quienes no tiene que resultar demasiado fácil mantener la calma. Imagínense el daño que todo el procés está haciendo en familias, círculos de amistad o compañeros de trabajo.

Y, mientras, el mismísimo Torra, el president, ha dicho a los miembros de los Comités de Defensa de la República: «Presionad, hacéis bien en presionar».

Cataluña a hostias.

@CesardelRioPolo

cesardelrio@encastillalamancha.es

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