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viernes, 22 de noviembre de 2024
Canal del Trasvase Tajo-Segura a la altura de Carrascosa del Campo (Cuenca) el 30 de septiembre de 2017. Entrepeñas y Buendí. casado
Imagen de archivo del canal del Trasvase Tajo-Segura. Foto - David Romero
Ha sido presentado en Toledo - 24 octubre 2018

«El trasvase Tajo-Segura, si no acaba por motivos políticos, finalizará en los próximos años por el cambio climático» ha augurado Jonathan Gómez, geógrafo y coordinador del segundo informe del «Estudio sobre efectos constatados y percepción del cambio climático en el medio rural de Castilla-La Mancha».

Así de contundente se ha mostrado Gómez ante los periodistas antes de presentar en el Campus de Toledo de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) este informe de más de 600 páginas, el primero elaborado por una comunidad autónoma, en el que han trabajado en los últimos dos años más de 70 autores, decenas de centros de investigación, la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) y numerosas instituciones.


Ha reflexionado que, debido al aumento de temperatura y a la disminución de precipitaciones -con la consiguiente mayor evaporación-, en un futuro próximo el trasvase Tajo-Segura «dejará de existir porque de donde no hay agua no se podrá sacar».

Gómez se ha fijado en que los días cálidos aumentan año tras año, hasta el punto de que «tenemos 21 días más de verano que en 1980» y que en Castilla-La Mancha lo sufre especialmente Cuenca, «con una subida media de dos grados en verano».

Ha aclarado que el estudio «no intenta resolver la mitigación al cambio climático» y sí avisar sobre los efectos constatados, como bosques más vulnerables, con el lógico aumento del riesgo de incendios forestales; nuevos vectores de enfermedades y su impacto en la salud, incluidas más alergias; o menos recursos hídricos.

«En Castilla-La Mancha el cambio climático, al estar alejada de cualquier punto oceánico -en un clima mediterráneo continentalizado- incide con mayor fuerza y la temperatura, por ejemplo, ya supera la media del planeta», ha advertido el geógrafo.

De hecho, «el grado y medio de aumento que se puso como umbral en la Cumbre de París ya lo hemos alcanzado en la región y en Cuenca y Guadalajara se superan los dos grados de aumento».

[ze_summary text=»También se advierte de los efectos del cambio climático en "el mayor viñedo del mundo"»]También se advierte de los efectos del cambio climático en "el mayor viñedo del mundo"[/ze_summary]«El cambio climático ya lo estamos pagando en Castilla-La Mancha y a lo largo de los próximos años, si no se actúa a nivel mundial, seguiremos pagando sus consecuencias», ha alertado Gómez, quien se ha referido a su impacto directo sobre «el mayor viñedo del mundo».

Ha reforzado que «en unos años algunas zonas de viñedos en la región dejarán de ser tal y como las conocemos hoy».

Pero también ha avisado de la repercusión económica que tendrá sobre otros cultivos extendidos en la región, como el ajo, el almendro o el pistacho, a causa del «estrés térmico», por los problemas de agua, que conllevará una apreciable bajada de sus producciones.

El coordinador del estudio, además, no ha obviado tampoco los «daños colaterales» que se derivan del cambio climático en la agricultura y que afectarán «a la población y el abastecimiento».

Para paliar esta situación, se ha congratulado del esfuerzo del Gobierno regional «con una estrategia regional, la ley de Economía Circular», pero ha admitido que «si sólo se pone en marcha aquí no va a servir de mucho».

«Castilla-La Mancha está a la cabeza y debe tirar de otras comunidades para que estos estudios estén sobre la mesa y, a partir de ellos, hacer las próximas políticas de adaptación y mitigación» que, ha zanjado, pasan «por gestionar hasta la última gota de agua».

Castilla-La Mancha, una de las regiones más «vulnerables»

Por su parte, Enrique Sánchez, profesor del área Física de la Tierra de la Facultad de Ciencias Ambientales, uno de los que han colaborado en la elaboración de los efectos e impactos del cambio climático que aborda el estudio, ha expuesto que «nuestra región, por estar en el centro de la península, es de las más vulnerables», con mayor estrés hídrico por el calor, de las regiones españolas.

Y ha validado que el estudio «es necesario» para tener mucha mas información que contribuya «a seguir avanzando en el conocimiento del clima y el cambio climático que causa el hombre» en base a los datos científicos y físicos que sirvan para adoptar medidas a nivel regional, nacional, europeo y global, y en todos los niveles, como salud, agricultura, economía, hidrología, vegetación, animales, etc.

Por su parte, el viceconsejero de Medio Ambiente, Agapito Portillo, ha calificado de «muy importante» este segundo estudio para tener «una visión de cómo es el presente y cuál el futuro para una región eminentemente agrícola y ganadera».

Y ello, ha defendido, «de cara a adaptarse a la nueva situación, gestionar mejor el agua escasa que tenemos» y para implantar medidas que «sirvan de base en las próximas decisiones en las políticas medioambientales y económicas que deberá hacer la región».

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