sábado, 23 de noviembre de 2024
29/11/2012junio 13th, 2017
César del Río César del Río

Si el diario catalán La Vanguardia, en su versión digital, titulaba «Duro castigo a Artur Mas» minutos después de conocerse que la Convergencia en tierras del cava había que dejarla para mejor ocasión y que la Unión no había hecho la fuerza, eso significaba que Convergència i Unió (CiU para todos) descorchó la botella mucho antes de que comenzara el partido y, desde luego, el espumoso se evaporó en apenas unos minutos de juego.

No le dio tiempo ni a llegar al descanso. Que digo al descanso, a Artur (así, con colegueo, que son humanos como todos nosotros aunque salgan a diario en la tele) le tuvieron que sacar en camilla tras el soponcio que le dio a su líder.


Es lo que tiene la política, que de vez en cuando pone en su sitio a sus protagonistas. O casi.

Ojo, no nos engañemos del todo, que la aventura independentista se ha llevado, ella solita, la parte más grande del pastel. De hecho, el secesionismo, CiU más ERC, podría gobernar en coalición sin importarle un pimiento lo que piensen los que aún siguen representando a la ya maltrecha y vieja Constitución española.

Mientras, PSOE y PP siguen a lo suyo aunque con versiones un poco diferentes. Los primeros continúan detectando agujeros en el casco de la nave que pilotan y haciendo aguas allí donde haya procesos electorales; y los segundos consiguen sus mejores resultados catalanes pero poco Más (con mayúsculas) que celebrar. Si acaso, el varapalo de Mas (sin tilde).

SEGUIRÁN DICIENDO UNA COSA Y LA CONTRARIA, PARA QUÉ NOS VAMOS A ENGAÑAR

Bueno, que volvamos a la tierra, al centro de la piel de toro.

Aquí donde empresarios y políticos se juntaron la noche del sábado 24 para festejar los Premios que la Federación Empresarial Toledana (Fedeto) otorgaba a los empresarios del año.

Desde luego, el premio al discurso más breve tuvo que ser para la consejera de Economía y Empleo, Carmen Casero, quien fue al grano desde el segundo uno porque su discurso apenas se prolongó durante un minuto. Y es que sobre empleo está todo hablado y para repetir siempre lo mismo, pensaría. Acertó en el tiempo. Su Gobierno, el de Cospedal, está con los empresarios y así lo cuentan cada vez que la ocasión lo requiere. Otra cosa es llevarlo a la práctica en los tiempos que corren.

El alcalde de Toledo y secretario general de los socialistas castellanomanchegos les pidió a los empresarios que no perdieran la esperanza, porque de ella dependemos todos los españoles. Emiliano García-Page «lucha» en minoría en este tipo de actos y no sé qué pensaría cuando minutos después escuchó al secretario general del PP de Castilla-La Mancha, Vicente Tirado, decir que dejen el regate corto para mejor ocasión y que ahora lo que hay que hacer es consensuar. «No digamos una cosa y la contraria».

Que es lo que estamos acostumbrados a oír los que seguimos un poco más de cerca estas historias: primero una cosa y al día siguiente la contraria.

Más tarde, durante la cena, parece que los «cuchillos» de la ironía política, embadurnados de cierto humor entre blanco y negro, cruzaban el aire de la mesa presidencial. Precisamente donde estaban nuestros mandamases.

Por lo tanto, ténganlo claro: van a seguir diciendo una cosa y la contraria.

Para qué nos vamos a engañar.

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