lunes, 25 de noviembre de 2024
Ciudad Real 26/11/2012junio 13th, 2017

Esta semana el IES Juan de Ávila de Ciudad Real ha recibido un premio por su labor en la concienciación contra la violencia de género. Es un premio al conjunto de la comunidad educativa de un centro que está atravesando una situación muy complicada a raíz de que una alumna del mismo se suicidase recientemente a causa del acoso que sufría.

En nota de prensa, CCOO señala que «hay que felicitarse por lo oportuno de este galardón que dignifica la silenciosa y cotidiana tarea de una comunidad educativa ejemplarizante. Todas y todos, alumnado, docentes, equipo directivo, padres y madres, personal de servicios, etc., han sufrido de forma muy directa una excesiva presión mediática, innecesaria e injusta, debido a los desgraciados sucesos ocurridos hace unos días».


El sindicato pone en valor que la tarea pedagógica, e incluso la labor docente, tiene siempre añadida la tarea educativa y, con ella, la responsabilidad moral. «Todas y todos los ciudadanos somos responsables, en diferentes grados, de la educación de nuestros niños y jóvenes, quizás también de las personas adultas». Sostiene que la educación es una tarea social, es un deber colectivo, un bien común y una inversión en convivencia. «Nadie es ajeno a los buenos y malos resultados de la acción educativa. Por tanto, cuando se habla de fracaso escolar, se habla de fracaso social, cuando un individuo abandona, nos abandona a todos, sin excepciones».

Comisiones Obreras añade que hace tiempo que las y los docentes han convocado al conjunto de la sociedad a un diálogo «abierto, sincero y profundo» sobre la situación del sistema educativo. Considera que la enseñanza pública es una conquista social que necesita «cuidados ciudadanos cotidianos». «En esta tarea, insistimos: colectiva, los medios de comunicación juegan un papel fundamental. En las actuales sociedades de la información, la responsabilidad social y educativa de los medios de comunicación es comparable al papel de la escuela. Si bien son ámbitos diferenciados, la colaboración en la transmisión de los valores democráticos debería guiar el trabajo periodístico a todos los niveles, más aún, cuando se tratan informaciones relativas a la escuela. Hay que dar ejemplo de rigor siempre, pero sobre todo cuando enfrentamos dramas humanos tan sensibles cuyas consecuencias afectivas y psicológicas son imposibles de cuantificar».

Opina que la responsabilidad social de la educación siempre ha conllevado una colaboración entre los diferentes agentes sociales y que es indispensable que administración, trabajadores y trabajadoras de la enseñanza y, en general, el conjunto de la comunidad educativa, caminen en la misma dirección. «Las dificultades, incluso las tragedias, solo se pueden superar desde la solidaridad con las víctimas y el respeto al dolor individual. Nadie tiene el monopolio del dolor y, en consecuencia, nadie puede valorar el sufrimiento ajeno».

«Necesitamos apoyar, social y mediáticamente, a quién la administración educativa abandona, ignora y/o amenaza en momentos de extrema dificultad. La tarea, hoy, es superar el dolor y recobrar la normalidad. La función de cada entidad, de cada actor, es estar a la altura de una situación complicada e irreversible que debe servir para reflexionar colectivamente sobre qué papel jugamos todos y cada uno de nosotros en la prevención de tragedias que, esperemos, jamás se vuelvan a producir».

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