Los médicos del Instituto Forense de Ciudad Real han avalado la tesis de que Ramón M.S., víctima de la reyerta entre dos familias de etnia gitana de Valdepeñas (Ciudad Real), fue ajusticiada con dos disparos tras recibir varias puñaladas.
Por el doble asesinato de Sebastián M.M. y Ramón M.S. -padre e hijo- ocurrido en las cercanías de la Iglesia Evangelista de Valdepeñas el 22 de septiembre de 2010, se sienta en el banquillo José Mariano M.M., para quien el fiscal pide 40 años de cárcel, y sus primos Antón F.M. y Juan A.A., por el presunto asesinato de Ramón M.S., para los que se solicita 19 años de cárcel a cada uno.
En la cuarta y última sesión del juicio, los médicos forenses han mostrado a través de fotografías cada una de las lesiones que tanto Sebastián como Ramón recibieron por parte de los agresores.
El médico forense, a preguntas del fiscal, ha explicado que por la trayectoria de los disparos que recibió Ramón han llegado a la conclusión que fue «a muy poca distancia» y con la víctima de pie pero «agachada».
Además, han explicado que el joven fue previamente apuñalado en el brazo y en la parte inferior del tórax con un arma blanca de «grandes dimensiones».
También presentaba una tercera herida en el estómago que por sí solas «pudieron provocarle la muerte por la pérdida masiva de sangre».
En cuanta a la autopsia del padre, el médico ha declarado que la muerte se produjo por un sólo disparo con la misma arma de fuego a una distancia aproximada de 70 metros, según los análisis posteriores de balística.
El proyectil impactó, según el informe forense, «directamente en el corazón y en parte del pulmón», pero «no a quemarropa».
Los forenses han apuntado también que la víctima debía tener los brazos levantados en el momento del disparo porque la altura del orificio que presentaba la camisa de la víctima no correspondía con la altura de la herida.
Sebastián, además, tenía un corte en una de las piernas fruto de una agresión previa a la muerte.
Los tres acusados declararon en el primer día de la vista oral que actuaron en «defensa propia» y movidos por el «miedo» ante las amenazas de las víctimas, ya que tras la reyerta se dio paso a una escalada de violencia por parte de los familiares de las víctimas que acabó con la quema de coches, saqueos e incendios en los hogares del clan familiar de los tres acusados, que finalmente, tras varias semanas en busca y captura, se entregaron a la justicia.
Con la declaración de los forenses y de los informes balísticos presentados ha concluido la última vista oral del juicio que se celebra en la Audiencia Provincial de Ciudad Real.
Mañana se leerán las conclusiones de las partes y después las nueves personas del jurado popular, que enjuicia los hechos, se retirarán a deliberar para determinar un veredicto.