sábado, 23 de noviembre de 2024
03/12/2012junio 13th, 2017

No quiere Carmen Campoy entrar a medir si los partidos «apadrinan» más a uno u otro sindicato según los casos y colores. Así que cuando la preguntamos si Comisiones Obreras era el ojito derecho del Gobierno del PSOE y CSIF lo es con María Dolores de Cospedal al frente de la Junta, ella contesta con un cortés y original «no sé si papá quería más a CCOO y mamá a CSIF… Si papá o mamá se portan mal, UGT lo dirá». Su mayor decepción como sindicalista aún no ha llegado, pero la mayor alegría sí: «Ver a la gente en la calle diciendo lo que siente con absoluta libertad y pudiendo expresar lo que llevan dentro».
Así lo relata en las próximas líneas y en la entrevista que publicamos en portada con la secretaria general de la Federación de Servicios Públicos de UGT CLM.

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Tengo la sensación de que Comisiones era el ojito derecho del Gobierno Barreda, sindicalmente hablando y CSIF lo es del de Cospedal. ¿Acierto?

No lo sé. No sé si papá quería más a Comisiones, mamá quiere más a CSIF… No tengo ni idea. Me da igual. Yo creo que soy un hijo más y como tal creo que tengo que seguir haciendo lo que tengo que seguir haciendo y si papá se porta mal se lo diré a papá y si mamá se porta mal se lo diré a mamá.

¿Cuál es la mayor decepción que se ha llevado en su vida sindical?

(Se lo piensa largamente). No creo que me haya llevado ninguna decepción porque siempre parto de que hacemos lo que hacemos porque es lo correcto, lo vivimos así. De momento, y espero que no llegue a decepcionarme…

Y, ¿la mayor alegría?

Ver a la gente en la calle diciendo lo que siente con absoluta libertad y pudiendo expresar lo que llevan dentro. Para mí eso es una alegría enorme.

Los grandes nichos de afiliados y delegados de los sindicatos, y así se vio en la jornada de huelga general, siguen siendo la función pública y las grandes empresas. Pero parece que la afiliación es escasa entre los jóvenes o los empleados eventuales, las pymes… ¿Les preocupa el tamaño de las grandes franjas de trabajadores que se quedan fuera de la afiliación sindical?

Ése es un problema importante, porque la gente sí entiende lo que es un sindicato, cómo funciona y que hay que luchar contra la mayoría de las medidas que se están emprendiendo ahora. Lo que ocurre es que la persona que no tiene donde vivir o cómo dar de comer a sus hijos no pueden afiliarse. Hay personas que se han sentado aquí y me han dicho con lágrimas en los ojos: “Yo sé que es necesario el sindicalismo, más que nunca en este momento, pero no puedo pagar la cuota, antes están mis hijos”.


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