A pesar del 1-0 al que se llegó al descanso, la grada abroncaba a un Toledo temoroso de su ventaja en el marcador y en los jugadores, lo que son las cosas. El partido transcurría soporíferamente hasta que un agarrón del capitán gallego sobre David Sanz daba lugar a que Dani Alonso pusiera el 1-0 y que el Celta B se quedase con un jugador menos, Víctor Vázquez, de cuya experiencia sus compañeros esperarían seguramente mucho más (fue expulsado por doble amarilla).
Es evidente la zozobra en la que vivía el Toledo antes del partido, ya que jugar con un hombre más solo sirvió para que Boades retrasara su posición, de tal manera que el cuadro local se amedentraba a pesar de que el duelo se le había puesto de cara. Este Toledo siempre con su impronta tan personal. El temor solo lleva al fracaso, de ahí que el Celta, que hasta entonces dio sobradas muestras de ser todo un equipo filial -buenas maneras y nula pegada- se iba hacia adelante hasta que un gran fallo de Boades, mal auxiliado por las dudas de Dani Gómez, daba lugar a que Jota mandase el balón al poste de tiro envenenadamente raso.
La afición sabe de esto, sabe cuándo un equipo está bajo mínimos. Lo que no perdona, menos que nada, es el miedo, las dudas, la zozobra, y eso era lo que le sobraba a un Toledo cuestionado por los malos resultados y la bisoñez ofensiva.
Esto dio de sí la primera parte, aparte de dos muestras más de la endeblez atacante del Toledo, a cargo de David Sanz y Diego Carrillo. En favor del Celta, la desgracia no le arredró.
Alfaro se corrigió en el descanso. Se dio cuenta que el miedo es mal consejero y obró en consecuencia con el marcador, la superioridad ofensiva y que por una vez el partido se le ponía de cara. Así, quitó al canterano Aguirre (que tenía una tarjeta), sustituido por un segundo punta, Óscar, pasando Dani Gómez en lugar del primero, acompañando Boades a Alberto en el eje de la zaga. El sinsentido de jugar con cinco defensas con uno jugador más fue subsanado, a Dios gracias. Además reforzó la medular con la entrada de Diego Ramírez por Encinas, que en la primera parte jugó de media punta por detrás de David Sanz. La razón, sin hacer alardes de arrojo ofensivo, se impuso y al fin, al fin, el Toledo iba a tener un duelo tranquilo, hábrase visto, gracias a la bisoñez de un filial donde los hubiera.
Para el Celta B el segundo tanto de Dani Alonso, que aprovechó viniendo desde atrás un servicio de Óscar, ya fue demasiado, aunque puso voluntad hasta el final del choque. Por el Toledo, poco más: un gol dudosamente anulado a David Sanz por la «clásica» falta del atacante al portero y un querer más pero no poder simplemente por falta de ideas ofensivas más que de acierto rematador. Increíble: hubo placidez en un flojo partido del Toledo, que obtuvo lo máximo en vez de otras veces en que haciendo mucho más acaba de vacío. Cosas del fútbol y de un Celta que fue el mejor bálsamo posible para un Toledo que tenía a su afición con los gritos de punta.
Por último, las buenas maneras del canterano Aguirre, el único soplo de verde aire fresco al que solo le pierde su tendencia a ser tarjeteado sin ton ni son, y la clarividencia -ayer con cuentagotas- de Abel Boades fueron los únicos faros de un Toledo que al menos se ganó el derecho a una plácida Navidad. Cosas del fútbol.
2 – CD Toledo: Saavedra, Boades (Andriu, minuto 71), Alberto, Diego Carrillo, Enguix, David Sanz, Aguirre (Óscar, descanso), Dani Alonso, Encinas (Diego Ramírez, descanso), Amores y Dani Gómez.
0 – Celta B: Matías, Víctor Díaz (Maceira, minuto 84), Yoni, Víctor Vázquez, Raúl (Diego Simón, minuto 57), Capo, Marcos Torres, Pablo Pillado, Lede (Manteca, minuto 57), Jota y Jordan.
Árbitro: Martínez Lemunes (Extremadura). No tuvo problemas. Los visitantes no protestaron en demasía el penalti y expulsión. Mostró tarjetas amarillas a los locales Aguirre, Óscar y Diego Ramírez, y los visitantes Víctor Díaz, Raúl y Diego Simón. El capitán Víctor Vázquez fue expulsado por doble tarjeta amarilla.