El Comité Regional del PSOE, reunido el sábado 17 en Toledo, puso en evidencia los dos modelos en los que se divide el Partido Socialista de Castilla-La Mancha: el de la huida hacia delante y el de sentarse a rectificar y hablar con el Gobierno para demostrar a la sociedad que el PSOE sigue teniendo cosas que aportar.
El único acuerdo unánime de ese Comité fue la fecha de celebración del próximo congreso regional, 25 y 26 de febrero; y un manifiesto contra el plan de ajuste de Cospedal.
En lo demás, «mal, mal» era la respuesta generalizada a la pregunta de «¿qué tal ha ido el Comité?».
Llamó la atención la entrada del secretario general. José María Barreda, acompañado por sus lugartenientes (el de siempre, José Manuel Caballero; y el nuevo en estas lides de política regional, Joaquín Hermoso), parecía haber adoptado un tono desafiante, como si quisiera demostrar que todavía es el que manda y va a utilizar la Secretaría General para llevar al partido en la región hacia donde él cree que tiene que ir; o sea, a la candidatura de Carmen Chacón.
No tiene nada que demostrar. Efectivamente es el que manda. Pero ha perdido la autoridad ante su organización y la confianza de la mayoría de sus integrantes. Cada día son más los que esperan el relevo, a ser posible en la persona de Emiliano García-Page, al que «acompañó» en la comida de Navidad de los socialistas toledanos, a la que asistió Juan Fernando López Aguliar, uno de los rostros más cotizados para el PSOE inmediato. Seguramente ésa fue la razón de la presencia de Barreda en Toledo, porque no la comunicó hasta la tarde anterior, cuando se confirmó que el jefe de filas de los eurodiputados socialistas estaría en la capital.
Ni el espíritu navideño pudo evitar que quedaran patentes las diferencias de fondo y de forma de Barreda y Page y la falta de feeling entre ambos. Hastas los chistes se les estropean.
El caso es que Barreda quiere ejercer de jefe hasta el último minuto y está dispuesto a imponer su voluntad hasta ese momento, aunque algunos de los suyos empiecen a hacer guiños al que suponen dará el relevo.
Para eso de los cambios, el congreso del PSC demuestra dos cosas. La primera, que efectivamente el Partido Socialista de Cataluña es algo distinto al PSOE español. La segunda, que el asunto va de alcaldes. ¿Un preludio de lo que puede pasar en Castilla-La Mancha? Aquí también llevan la voz cantante los alcaldes. Tanto los que representan el cambio como los que apuestan por el inmovilismo.
Por cierto, viendo al PSC reservarse el derecho de votar distinto al PSOE en algunos asuntos me preguntaba con quién votará Chacón si finalmente presenta su candidatura y resulta elegida secretaria general del PSOE. Si vota con el PSOE, ¿la expulsarán del PSC? Y si vota con el PSC, ¿puede ser la secretaria general del PSOE?
Continuará…