La Audiencia Provincial de Ciudad Real juzgará desde el próximo martes a un hombre acusado de los delitos de maltrato habitual y de lesiones y un delito de aborto hacia su pareja, para el que la fiscalía pide 14,5 años de prisión.
Según el escrito de acusación del fiscal, el acusado, J.M.M.C.N.A., mantenía una relación con su pareja durante un año y medio aproximadamente y convivieron sucesivamente en las localidades de Pozuelo y Torralba de Calatrava.
Durante toda la relación y más intensamente desde septiembre de 2011 el acusado insultaba a su pareja, según el fiscal, «con ánimo de menospreciar, humillar, amedrentar, restringir el libre ejercicio de su libertad y menoscabar su integridad física y psíquica, tanto en los domicilios que compartían como en otros lugares».
También maltrataba a la mujer metiéndole la cabeza en el agua, rociándola con gasolina, poniéndole bolsas de plástico en la cabeza hasta que casi llegaba a perder el conocimiento o se caía al suelo por la falta de oxígeno, o poniéndole un cuchillo en la garganta.
El acusado también la pegaba por no obedecerle, le tiraba a su perro, lo emborrachaba o lo dejaba sin comer para que ella accediera a sus peticiones, le quemaba sus vestidos favoritos o la obligaba a desnudarse en cualquier dependencia de la casa y a mantener relaciones sexuales, presionándola para hacer cosas que no deseaba, manifiesta el escrito de la fiscalía.
Además, le impedía utilizar métodos anticonceptivos y en ocasiones la dejaba encerrada sin ropa en la terraza o dentro de la vivienda llevándose los teléfonos móviles y las llaves.
Durante este tiempo, el acusado también agredió físicamente en varias ocasiones a la víctima, que tuvo que ser atendida en centros de salud de la provincia y en el servicio de Urgencias del Hospital General Universitario de Ciudad Real, como consecuencia de las lesiones que padecía.
La víctima también fue obligada a abortar en una clínica de interrupción del embarazo de Ciudad Real después de quedarse embarazada.
Como consecuencia de todos estos hechos, un equipo psicosocial constató la existencia de una historia de maltrato con presencia de sintomatología física, psicológica y conductual, de la que la mujer aún padece secuelas.