Ha dicho Mariano Rajoy que ellos -el Gobierno y el PP- no van a «pagar los platos rotos de otros», refiriéndose a la herencia que recibieron de Zapatero y el PSOE hace un año. También podía haber dicho y lamentado, pero no lo ha hecho, que la ciudadanía sí está pagando los platos rotos de la crisis económica, a pesar de que no es responsable de la quiebra del banco estadounidense Lehman Brothers hace cuatro años, que fue el inicio de la convulsión económica mundial, ni tampoco lo es de la escandalosa y especulativa burbuja inmobiliaria que ha convertido la crisis en España mucho más grave que en los países de nuestro entorno.
Esa frase del presidente del Gobierno -pronunciada en Toledo, en un acto del PP organizado al cumplirse su primer año de mandato en La Moncloa- ha sido bastante desafortunada, al menos por dos razones: por la ya dicha de que los ciudadanos están pagando unos platos que ellos no han roto, con lo que pueden preguntarse algo así como «¿y por qué yo sí tengo que pagar la crisis?», y porque después de un año gobernando ya ha llegado la hora de que deje de atacar la herencia que recibió del PSOE y se dedique a adoptar medidas para crear empleo que no sean sólo recortes y más recortes como los que ha acordado hasta ahora.
Tiene razón cuando critica la herencia socialista, porque es criticable, pero la mayoría del electorado le votó para que resuelva los problemas y no para que, un año después, todavía siga aferrándose a lo mal que hizo las cosas Zapatero. Cuando pronunció su discurso de investidura como presidente dijo que no utilizaría como arma de pelea política la herencia recibida de los socialistas, pero tampoco ha cumplido esta promesa.
LOS PARADOS NO CELEBRARÁN LAS FIESTAS
¿Qué pensarán de esa frase los casi cinco millones de parados, muchos de ellos de familias que no reciben ninguna ayuda económica, que no van a poder celebrar estas fiestas navideñas porque no tienen nada que celebrar ni dinero para hacerlo, salvo la celebración religiosa que cada uno quiera hacer según sus creencias?
Los casi tres millones de empleados públicos de España tendrán que celebrar las fiestas de manera más modesta que en años anteriores, porque el Gobierno ha decidido unilateralmente quitarles la paga extra de Navidad, saltándose a la torera lo previsto en los convenios correspondientes.
Médicos, personal de enfermería y los demás sectores del mundo sanitario, profesores, trabajadores de ayuntamientos y diputaciones, empleados de empresas públicas…, entre otros, no han cobrado este mes un dinero que muchos utilizaban para celebrar las fiestas navideñas, comprar juguetes a sus hijos, adquirir algo que necesitan en su casa pero que no habían podido hacerlo antes porque tienen un sueldo justito para llegar a final de mes…
DOLOROSOS MORDISCOS A LA DEMOCRACIA
Más de 8.000 periodistas y trabajadores de medios de comunicación que han sido despedidos en los cuatro últimos años, unos porque sus empresas han reducido las plantillas y otros porque más de 70 medios han cerrado, van a vivir unas fiestas diferentes y peores que en los años anteriores a la crisis. Y, conviene insistir en ello, en este caso no sólo se han perdido sus empleos, lo que es grave, sino también una parte del derecho que tiene la ciudadanía a recibir información veraz y plural. Cada vez que un medio de comunicación cierra, la democracia sufre un doloroso mordisco.
Tampoco podrán celebrar las fiestas miles de personas que han perdido su casa porque se han quedado sin trabajo y no han podido pagar la hipoteca al banco.
Los pequeños comerciantes y sus empleados, como venden mucho menos que antes, tendrán que ser más comedidos en sus gastos navideños; y los pensionistas, los fontaneros, los albañiles -que sólo pueden dedicarse a pequeñas obras de reforma porque el mercado de la construcción se ha hundido-, los dueños y empleados de bares y cafeterías, los ingenieros, las personas dependientes, los estudiantes… Y, en general, toda la ciudadanía.
Hay que repetirlo una y otra vez: José Luis Rodríguez Zapatero hizo cosas que son criticables, como tardar demasiado tiempo en reconocer que existía una grave crisis económica y en adoptar medidas para afrontarla, y el Gobierno del PP ha hecho bien en criticarlas.
Pero el paro ha crecido en 800.000 personas en el último año, lo que no es achacable al expresidente socialista, sino que entra de lleno en la gestión de Rajoy. Y la mayoría de los datos económicos siguen empeorando -la inflación, la deuda pública, el aumento de la prima de riesgo, la caída del Producto Interior Bruto (PIB)…- y eso, ahora, tampoco es culpa de Zapatero.
Rajoy vaticina que el primer semestre del año 2013 va a ser durísimo y que en el verano empezará la creación de empleo. Ojalá no se equivoque. Mientras tanto, a pesar de todo, felices fiestas de Navidad y Fin de Año. A todas y a todos.
Y EN CASTILLA-LA MANCHA…
Tras 20 meses de Gobierno del PP Castilla-La Mancha, en el PSOE regional están convencidos de que si se celebraran elecciones autonómicas ahora, con Emiliano García-Page y María Dolores de Cospedal encabezando las respectivas listas, los socialistas ganarían a la actual presidenta por una abultada diferencia de 10 puntos de ventaja.
Pero lo más grave para la presidenta regional es que no son sólo los sondeos de los socialistas los que vaticinan que perdería, sino que las últimas encuestas internas que maneja el PP indican que ella perdería los comicios y obtendría nueve puntos menos que el PSOE.
¿Quizá a eso se debe el empeño que están poniendo los dirigentes «populares» castellanomanchegos en proclamar a los cuatro vientos que el socialista García-Page lo que quiere es sustituir a Alfredo Pérez Rubalcaba al frente del PSOE estatal?