«Avanzando en la igualdad» es el título de la segunda mesa de debate abierta en las jornadas «Soy mujer» organizadas por encastillalamancha.es y celebradas en el campus de la Fábrica de Armas de Toledo, unas jornadas en las que se han dado cita más de 200 estudiantes de la Universidad de Castilla-La Mancha para escuchar testimonios como el de Charo Navas, directora provincial del Instituto de la Mujer de Toledo, quien se ha referido en su intervención a las políticas públicas de igualdad con enfoque feminista.
Vídeo: Sara M. Trevejo
La necesidad de la mujer de tener referentes en todos los ámbitos
Navas ha comenzado señalando la importancia de que las mujeres tengan referentes en todos los ámbitos de la sociedad, una cuestión que -opina- es fundamental para su empoderamiento. En este sentido, defiende que las mujeres deben estar en los lugares de decisión para que sus demandas puedan ser visibilizadas e incorporadas en la agenda pública.
Para la responsable del Instituto de la Mujer la desigualdad es de tipo estructural y debe ser atajada de forma trasversal, lo cual -cree- se debe llevar a cabo mediante políticas públicas de igualdad con enfoque de género. No en vano, entre las actuaciones y medidas puestas en marcha por el Gobierno de Castilla-La Mancha, ha destacado la Ley 4/2018, de 8 de octubre, para una Sociedad Libre de Violencia de Género en Castilla-La Mancha, donde el concepto de violencia de género se amplía a los hijos de la pareja; se dota de medidas económicas para ayudar a la víctima a recuperarse; y se pone en marcha en los centros educativos una asignatura obligatoria sobre igualdad.
«Hay montones de micromachismos en los textos, todos los referentes son masculinos»
El profesor de Didáctica y Organización Escolar del departamento de Pedagogía, y director académico de la jornada, Javier Rodríguez Torres, ha contado cómo fueron sus inicios en el feminismo: «Hacia 2007 trabajaba en mi tesis sobre TIC y me planteé ser feminista. Me hice feminista porque vi la necesidad de investigar en ese campo. Porque las tecnologías tienen género masculino y lo desarrollo en un capítulo, que precisamente fue de los más valorados por el Tribunal. Defectos del sistema educativo y formativo, por eso formo a docentes».
Fue entonces cuando pensó «en la radical igualdad de hombres y mujeres en la formación de docentes, de hacer un cambio cultural, de organización y de gestión. Por eso recurro a que la educación siempre tiene un carácter moral que exige un compromiso de futuro a los profesionales».
De ahí que se diera cuenta, como docente, «de lo desastroso que era el currículo educativo (hablando de igualdad). Sí, un auténtico desastre y nadie se da cuenta de ello, porque es con lo que aprenden nuestros alumnos. Hay montones de micromachismos, no respetan nada con referencia al género, hay textos donde todos los referentes son masculinos, hasta los anatómicos. No ves un cuerpo femenino ni en un libro de anatomía, lo que me hizo preguntarme ¿esto de qué va?».
Vídeo: Sara M. Trevejo
Por eso se planteo, y lo está haciendo, un análisis de los centros de Educación Infantil de los centros de la provincia de Toledo, «por si hay sesgos de mala práctica en cuanto al género», con el fin de erradicar los micromachismos existentes. «Porque hay alumnas que llegan a ver como normal hacerle la comida a un chico… Eso me pone los pelos de punta». En ese análisis, ya hay 100 centros que han contestado y los resultados se conocerán próximamente.
[ze_summary text=»Ana Carretero incidió en la gran importancia de la violencia económica, la de la vulneración de los derechos económicos tras la ruptura matrimonial»]
Ana Carretero incidió en la gran importancia de la violencia económica, la de la vulneración de los derechos económicos tras la ruptura matrimonial[/ze_summary]
Por su parte, Ana Carretero García, vicerrectora de Estudiantes y Responsabilidad Social y doctora en Derecho, habló en su ponencia de “Vulneración de derechos económicos tras la ruptura matrimonial”.
Carreto ha incidido en la gran importancia que adquiere, contra los derechos de las mujeres, la llamada violencia económica que ejercen los hombres tras una ruptura matrimonial, sobre todo en aquellos casos en que las mujeres adolecen de una situación económica de vulnerabilidad.
Ha asegurado que esta es una forma más que tienen los hombres de dominar a sus exparejas, incumpliendo en sus obligaciones, tras la sentencias, que tienen ya contraídas vía judicial con sus exparejas y sus hijos, sin importarles el daño que les producen no solo a las mujeres, sino también a estos últimos.
Funestas consecuencias para la mujer
Esta violencia económica, reconocida en el Convenio de Estambul, tiene funestas consecuencias para la mujer, repercutiendo en su salud (pobreza energética, falta de recursos sanitarios, daños psicológicos…).
Eso sí Carretero recuerda que hay casos de impagos porque los hombres no tienen recursos. Y en los casos de impagos, el conflicto deriva en procesos judiciales; en este ámbito, subraya que, para paliar esta situación de vulnerabilidad de las mujeres cuando se producen estos impagos, existe un fondo de garantía con anticipos a cuenta a cargo del Estado.
Rocío Baquero: las cifras de la ONU son abrumadoras
Por último, Rocío Baquero , profesora de la Facultad de Ciencias Ambientales, habló de su experiencia en el ámbito de las experiencias de trabajo de género en cooperación internacional.
Al respecto, se hizo la pregunta de por qué empezó a trabajar en este ámbito de la cooperación. Una de las primeras conclusiones que obtuvo en su trabajo es que los problemas son globales.
Baquero precisó, en su ámbito de experiencia, que la lucha por la igualdad está en el objetivo número cinco. Incidiendo en la desigualdad, se refirió a que las cifras que maneja la ONU son abrumadoras, pero incidió en un mensaje: no solo hay que hablar de los problemas de las mujeres, sino de manera transversal.
También hizo hincapié en la necesidad de incluir a los hombres en la lucha. Por último, cree que «no hay que violentar los espacios de participación». Al respecto puso un ejemplo, una experiencia de un proyecto en el que las mujeres que estaban empoderadas en su espacio, se sintieron violentadas al intentar incluir a los hombres en el mismo.
La discriminación también en una profesión «eminentemente femenina»
Noelia Martín, enfermera y vicedecana de la Facultad de Enfermería de Toledo, ha hecho un repaso histórico de una profesión “eminentemente” femenina. Pero casi nunca lo han tenido fácil las mujeres para ser valoradas en el cuidado a las personas que tienen problemas de salud.
De hecho, hasta bien entrada la democracia no lograron tener los mismo derechos con respecto a las titulaciones universitarias. A pesar de que en los primeros compases posfranquistas ya lograron una diplomatura, no fue suficiente para poder aspirar a los doctorados.
Pero antes de llegar a este punto, Martín ha repasado los inicios de la profesión, hace más de 100 años. Entonces se encomendaba el cuidado de los enfermos a las mujeres por creencias hacia su «devoción, capacidad de sacrificio por los demás«, explica la profesora, «pero es interesante ver la evolución de estos 100 años porque se ha pasado a tener en los centros asistenciales que hacían unas cuidadoras que eran religiosas, que se basaban sobretodo en los preceptos de la caridad cristiana, hasta llegar a una enfermería», ha indicado.
Luego comenzaron las titulaciones vinculadas al cuidado de los enfermos, pero sin estar todavía en la universidad. Las primeras fueron a finales del siglo XIX con las «matronas y los practicantes de medicina». Los segundos solo fueron hombres hasta 1904. «Dos profesiones con competencias parecidas con género distinto», indica Martín.
«Desde su visión antropocéntrica de los practicantes no veían a las mujeres capaces de resolver los problemas de una manera cualificada», asegura.
En los años 50 se unificaron estas profesiones y pasaron a ser ATS (Ayudantes Técnicos Sanitarios). Se segregó la educación por género, imponiendo solo a las mujeres cuestiones como estar internas, estudiar una hora semanal sobre tareas domésticas…
«Todo estaba muy relacionado con el ideario franquista sobre la mujer, donde sus cualidades eran la misión, la vocación y la subordinación al hombre», ha lamentado la vicedecana.
En 1977 la enfermería llega a la universidad, momento en el que se planteó la Diplomatura Universitaria en Enfermería. Pero como se decía, desde ella no se podía ni ser doctor, hacía falta una licenciatura.
Esto se ha logrado con la implementación del Grado en Enfermería, pero todavía hay muchos retos por delante tal y como plantea Noelia Martín. «Necesitamos mayor inversión económica para desarrollar más prácticas innovadoras y prevenir con ello riesgos en la salud», y además también ha incidido en que también se tiene que seguir trabajando en el liderazgo de la mujer en este sector.