El otoño en Castilla-La Mancha ha sido cálido o muy cálido, con precipitaciones dos veces por encima de lo normal y con dos episodios de lluvias en cantidades nunca antes registradas, el 28 de septiembre en Toledo y Ciudad Real.
Así lo ha explicado en una rueda de prensa el técnico de la Agencia Española de Meteorología (Aemet), Modesto Sánchez, que ha expuesto los valores de temperatura y precipitaciones registradas en las estaciones meteorológicas de Castilla-La Mancha entre los meses de septiembre a noviembre.
Lo más destacado del otoño han sido las precipitaciones abundantes, hasta dos y tres veces por encima de los registros medios, lo que ha tenido unas consecuencias muy favorables para el campo castellano-manchego, que de esa forma tiene un índice de saturación bastante alto y, a partir de ahora, el agua que caiga va a los pantanos.
Este otoño se han producido dos efemérides, esto es, dos valores nunca antes dados desde que se tienen registros (desde los años 40): el 28 de septiembre en Toledo, con 68,5 litros por metro cuadrado y en Ciudad Real con 62,2.
«En todo nuestro registro histórico en ningún mes de septiembre ha habido un día en que hubieran caído 68,5 litros en Toledo o 62,2 en Ciudad Real», ha subrayado Sánchez, quien ha recordado que se trató del episodio de lluvias que dejó inundaciones en el sur de la península.
Por provincias, y según las cantidades registradas en los observatorios de Castilla-La Mancha, el otoño en Toledo se ha catalogado como muy húmedo; en Ciudad Real, extremadamente húmedo; Cuenca y Albacete, muy húmedo, y Molina de Aragón (Guadalajara), húmedo.
Con estas precipitaciones, y teniendo en cuenta que a partir de los 75 milímetros el suelo se empieza a saturar, se puede decir que ha sido un otoño bueno para el campo castellano-manchego, con el suelo ya bastante húmedo y, a partir de ahora, el agua que caiga irá a aumentar las reservas.
En cuanto a las temperaturas, el otoño ha sido cálido o muy cálido, con registros en general por encima de lo normal.
Se ha considerado cálido en Toledo, Ciudad Real y Molina; y muy cálido en Cuenca y Albacete.
La máxima se produjo el 16 de septiembre en Villarrobledo (Albacete), con 36,9 grados centígrados, y la mínima el 30 de noviembre con 5,4 grados bajo cero en Molina de Aragón.
Durante la primera quincena de diciembre las precipitaciones fueron escasas y, en cuanto a las temperaturas, destaca el episodio de frío con que empezó el mes.
La predicción estacional, que es un producto experimental que se basa en lo ocurrido en los últimos once meses para avanzar lo que ocurrirá en los once siguientes, apunta que el invierno tendrá valores normales para esta época del año.
No obstante, ha advertido Sánchez de que, fuera de los trópicos, esta predicción tiene poca validez porque el tiempo es muy variable.