El Museo del Ejército, ubicado en el Alcázar de Toledo, acoge desde este miércoles la exposición «Los héroes de Baler: la historia de los últimos de Filipinas», que se ha montado para conmemorar el 120 aniversario del fin del asedio de 337 días que sufrió un destacamento español en la aldea filipina de Baler.
La exposición, que ha inaugurado el jefe de Estado Mayor del Ejército (JEME), el general Francisco Javier Varelay, se mostrará en las dependencias del Museo del Ejército hasta el próximo 1 de julio. Pretende mostrar al público la mayor parte de las facetas del asedio que aguantó, durante 337 días, un destacamento de medio centenar de soldados españoles del Batallón de Cazadores Expedicionario número 2, en la iglesia de Baler, en la isla filipina de Luzón.
Estos soldados presentaron una resistencia «tan decidida», en circunstancias «tan adversas», que merecieron el elogio de sus entonces enemigos y el reconocimiento inmediato de la nación española, aunque después sufrieron poco a poco el olvido, según ha comentado en el acto de inauguración el conservador jefe del Museo del Ejército y comisario de la exposición, Enrique Rontomé.
En este sentido, ha explicado que estos soldados fueron conocidos como «los héroes de Baler» hasta que en 1945 se estrenó la película del director Antonio Román «Los últimos de Filipinas», que ha dado el nombre que ha quedado desde entonces a esta efeméride en el imaginario popular.
Rontomé ha afirmado que la historia de defensa que protagonizaron los soldados que integraban el destacamento de Baler y de los tres religiosos franciscanos que los acompañaron es un episodio en general poco conocido, ya que ha sido deformado por el imaginario colectivo, el olvido y las distintas versiones cinematográficas que se han hecho sobre este episodio histórico.
Con esta exposición se pretende transmitir una visión más cercana a los hechos que acontecieron en el asedio a la iglesia de Baler, a través de un relato basado en las fuentes directas para sacar del anonimato a los protagonistas, así como para dar sus orígenes y sus motivaciones y mostrar el impacto que el acontecimiento tuvo en sus contemporáneos.
Para ello, se exhiben piezas originales, documentos y objetos personales en su mayor parte procedentes de los fondos del Museo del Ejército, pero también de otros museos, como el Museo del Prado, el Museo Nacional de Artes Decorativas, el Museo del Traje, el Museo Nacional de Antropología, así como del Archivo Franciscano y de descendientes de los soldados que sobrevivieron al asedio de Baler que en algunos casos se presentan por primera vez en público.
Todos estos aspectos se amalgaman en un discurso expositivo que pretende presentar la realidad histórica de Filipinas en España, a través de objetos reconocibles de finales del siglo XIX, así como el conflicto y las convulsiones que llevaron al levantamiento filipino y a la intervención norteamericana y el contexto histórico y militar al que era ajeno el destacamento sitiado, que ya estaba en Baler, lo que de alguna forma explica su tenaz resistencia.
En la muestra se intenta también dar a conocer la mayor parte de las facetas del asedio, desde el punto de vista militar, desde el punto de vista sanitario y sobre todo desde el punto de vista humano, tanto de los soldados del destacamento como de los habitantes de Baler.
Así, se pueden ver facetas concretas junto a episodios más desconocidos, como el fallido intento de rescate que llevaron a cabo los norteamericanos a través del buque de guerra Yorktown, ha apuntado Rontomé.
La exposición se ha estructurado en cinco áreas expositivas, dedicadas respectivamente a las Islas Filipinas y la monarquía hispánica, a las Filipinas en la España del fin del siglo XIX, a la guerra hispano-filipina de 1896 a 1898 y la intervención norteamericana, al sitio de Baler y a la repatriación, memoria, olvido y «leyenda» de los protagonistas que protagonizaron el hecho histórico.